La Democracia Cristiana enfrenta su mayor crisis interna: Eduardo Frei Ruiz-Tagle llevado al Tribunal Supremo por respaldo a Kast
En un giro inédito y dramático para la Democracia Cristiana (DC), el expresidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle fue formalmente remitido al Tribunal Supremo de su propio partido para enfrentar un proceso disciplinario que podría terminar con su expulsión. El 26 de noviembre de 2025, la directiva nacional de la DC decidió por unanimidad esta medida, tras analizar una serie de acciones públicas del exmandatario que, según la colectividad, vulneran la unidad y disciplina interna.
Un choque de legados y lealtades
La raíz del conflicto se encuentra en el gesto político de Frei al reunirse y expresar coincidencias con José Antonio Kast, candidato presidencial de derecha, a menos de un mes del balotaje presidencial. Este encuentro, ocurrido el lunes 24 de noviembre, fue interpretado por la directiva como un apoyo implícito a un proyecto “de extrema derecha y contrario a los valores históricos del partido”. Pero no es un hecho aislado: la directiva acusa al exmandatario de haber incumplido reiteradamente acuerdos partidarios, como su llamado a votar Rechazo en el plebiscito constitucional de 2022, contrario a la postura oficial, y su respaldo público a candidaturas no alineadas con la DC en elecciones municipales de 2024.
El presidente de la DC, Francisco Huenchumilla, sintetizó la crisis con una pregunta que retumba en los pasillos de la política nacional: “¿Puede alguien, por haber sido presidente de la República, hacer lo que quiera con su partido?”.
Voces en pugna: directiva, militantes y sociedad
La decisión de llevar a Frei al Tribunal Supremo no estuvo exenta de presión interna. Militantes del partido, como Rodolfo Seguel y Juan Manuel Sepúlveda, habían solicitado la expulsión del exmandatario, denunciando una conducta que consideran grave y reiterada. Estos sectores ven en el gesto de Frei una traición a los principios fundacionales de la DC y un daño a la cohesión del partido en un momento electoral crucial.
Por otro lado, la secretaria general del partido, Alejandra Krauss, reconoció el desconcierto que genera esta situación entre los más de 25 mil militantes, y afirmó que la directiva busca resolver el conflicto pensando en el futuro de la DC y del país. “Si viaja a la China comunista, a lo mejor adopta definiciones distintas”, ironizó Krauss, aludiendo a los recientes viajes internacionales de Frei y su aparente distancia con la línea partidaria.
Desde el comando de la candidata presidencial oficialista, Jeannette Jara, se calificó el episodio como un “golpe anímico” para la campaña, aunque se descartó un impacto electoral directo. La diputada Gael Yeomans hizo un llamado a la unidad y a que los militantes respalden a la candidata, enfocándose en la ciudadanía y no en las disputas internas.
Contexto histórico y consecuencias visibles
Nunca antes en la historia política chilena un expresidente había sido sometido a un proceso disciplinario formal dentro de su partido. Este episodio marca un precedente que refleja las tensiones profundas entre la tradición histórica de la DC y las nuevas realidades políticas del país.
La decisión del Tribunal Supremo, que aún está pendiente, podría derivar en sanciones que van desde una amonestación hasta la expulsión definitiva de Frei. Más allá de la sanción, el caso desnuda una crisis de identidad y liderazgo en la DC, que enfrenta el desafío de mantener su unidad y relevancia en un escenario polarizado.
Constataciones finales
Este conflicto no solo pone en jaque la figura de un exmandatario emblemático, sino que también evidencia la fragilidad de los acuerdos internos frente a las presiones externas y personales. La DC, partido que alguna vez fue pilar del sistema político chileno, se ve hoy en un cruce de caminos donde las lealtades, valores y estrategias electorales chocan con la historia y la disciplina partidaria.
En última instancia, la resolución de este proceso será un espejo para la política chilena: ¿podrán los partidos tradicionales adaptarse a los nuevos tiempos sin sacrificar su esencia? ¿O asistiremos a una fragmentación irreversible que redefine el mapa político nacional? El Tribunal Supremo de la DC tiene la palabra, y el país observa atento el desenlace de esta tragedia política.