
Un giro inesperado en la salud reproductiva masculina ha tomado forma en Chile durante los últimos años. Entre 2013 y 2023, las vasectomías aumentaron un 887%, pasando de 768 a 7.580 procedimientos anuales, según datos oficiales del Departamento de Estadísticas e Información de Salud (DEIS). Este fenómeno, lejos de ser un simple dato estadístico, refleja profundas transformaciones sociales, culturales y políticas que aún están en disputa.
La vasectomía, definida por el Ministerio de Salud como una cirugía ambulatoria simple y segura, impide el paso de espermatozoides al semen sin afectar la producción hormonal ni la función sexual. Sin embargo, su percepción pública está marcada por mitos y temores infundados: desde la supuesta pérdida de virilidad hasta riesgos inexistentes de enfermedades graves. La evidencia médica, sustentada en estudios nacionales e internacionales, desmiente estos prejuicios, pero la desinformación persiste.
“Es fundamental que los hombres tengan acceso a información clara y verificada para tomar una decisión informada, porque la vasectomía es definitiva y reversible solo en casos limitados y con éxito variable”, señala una uróloga entrevistada para este análisis.
Por un lado, sectores progresistas y grupos feministas valoran el aumento de la vasectomía como un avance hacia la corresponsabilidad en la planificación familiar, un paso hacia la equidad de género y el reconocimiento de la autonomía masculina en la salud reproductiva. Para ellos, “este cambio representa un desafío cultural que pone en jaque roles tradicionales y promueve una sexualidad más consciente y responsable”.
En contraste, voces conservadoras y religiosas expresan preocupación por lo que consideran una banalización de la paternidad y una posible erosión de valores familiares. Algunos líderes han manifestado “temores sobre el impacto social y moral de un método irreversible que podría fomentar decisiones impulsivas”.
El acceso a la vasectomía no es homogéneo en el territorio nacional. Mientras las grandes ciudades y regiones con mayor infraestructura sanitaria presentan un aumento significativo de procedimientos, zonas rurales y comunidades indígenas enfrentan barreras culturales y logísticas que limitan su acceso. Además, la cobertura pública mediante Fonasa ha mejorado, pero persisten desigualdades en la rapidez del acceso y la calidad de la información entregada.
Este fenómeno pone en evidencia que la salud reproductiva masculina es un terreno donde convergen avances médicos, transformaciones sociales y tensiones culturales. La vasectomía en Chile es hoy un espejo que refleja el cambio generacional, la lucha por la equidad y la persistencia de prejuicios.
Concluimos que, más allá del aumento en cifras, el verdadero desafío está en consolidar un diálogo informado y plural que permita a cada persona decidir con conocimiento, respeto y sin presiones. La vasectomía no es solo un acto médico, sino un acto político y social que interpela a toda la sociedad chilena.
- Departamento de Estadísticas e Información de Salud (DEIS), Ministerio de Salud.
- Entrevistas a especialistas en urología y salud reproductiva.
- Análisis de organizaciones sociales y grupos de opinión pública.
- Revisión de literatura médica internacional sobre vasectomía y salud masculina.