
Un pacto en el corazón del desierto
El 4 de junio de 2025, SQM y Codelco firmaron un acuerdo para la explotación conjunta del litio en el Salar de Atacama, que promete al Estado chileno ingresos por US$ 2.400 millones entre 2025 y 2030 y un 85% del margen desde 2031. Este compromiso, presentado como una alianza estratégica, ha desatado un verdadero duelo en el escenario político y económico del país, con voces que lo aplauden y otras que lo cuestionan duramente.
Gina Ocqueteau, presidenta de SQM, defendió la alianza asegurando que "no fue un acuerdo a dedo ni político, sino el resultado de una evaluación exhaustiva con asesoría de Morgan Stanley" y que SQM es el socio más rentable y sustentable para el Estado". Su argumento se apoya en la trayectoria de SQM, que lleva 25 años produciendo litio bajo estrictos indicadores de sustentabilidad.
Las aristas del conflicto: rentabilidad, transparencia y soberanía
Desde el espectro político, la alianza ha generado un choque frontal. Algunos candidatos presidenciales y actores privados han denunciado que la decisión tiene un trasfondo político y que podría no ser la opción más beneficiosa para Chile a largo plazo. El economista Jorge Quiroz, contratado por el grupo Errázuriz, señaló que "esta alianza es más política que técnica y podría comprometer los intereses nacionales".
Por otro lado, sectores que apoyan la alianza resaltan la importancia de que el Estado mantenga una participación significativa en un recurso estratégico, especialmente en un mercado global donde el litio es una materia prima clave para la transición energética.
El mercado del litio: un terreno movedizo
Los precios del litio han caído desde los históricos US$ 80.000 por tonelada en 2022 a niveles mucho más bajos hoy, afectando la rentabilidad de proyectos y generando incertidumbre en el sector. Ocqueteau advirtió que "no se puede operar por debajo de los costos y que esta baja es posiblemente momentánea, pero no se espera volver a los precios de hace cuatro años".
Esta volatilidad se suma a tensiones internacionales, como la guerra arancelaria iniciada por Estados Unidos que ha golpeado la demanda y la cadena de valor del litio, complicando la planificación y las inversiones.
El valor agregado como apuesta de futuro
Más allá de la extracción, la alianza SQM-Codelco busca potenciar el desarrollo de productos terminados, como baterías, para no limitarse a exportar materia prima. Ocqueteau destacó que "el valor agregado es lo que diferencia a Chile en el mercado global, con productos listos que Asia valora mucho".
Voces desde el norte y la sociedad civil
En la región de Antofagasta, epicentro de la minería del litio, la alianza ha generado expectativas por la inversión y generación de empleo, pero también inquietudes por los impactos ambientales y la gestión de recursos hídricos en un territorio ya tensionado.
Organizaciones ambientales y comunidades locales han pedido mayor transparencia y participación en las decisiones, alertando sobre riesgos de sobreexplotación y daño irreversible a ecosistemas frágiles.
Conclusiones y desafíos
Este acuerdo entre SQM y Codelco representa un momento definitorio para la política minera y energética chilena. Por un lado, ofrece una vía para que el Estado recupere protagonismo en un recurso estratégico y para avanzar en la industrialización del litio con valor agregado. Por otro, expone tensiones políticas, riesgos de decisiones apresuradas y la vulnerabilidad ante un mercado global incierto.
El desafío para Chile será equilibrar estos factores, garantizar transparencia y sostenibilidad, y asegurar que la riqueza del litio se traduzca en beneficios concretos para el país y sus regiones, sin sacrificar la sustentabilidad ambiental ni la confianza social.
El tiempo y la rigurosa supervisión serán los jueces finales de esta alianza que hoy se debate entre la oportunidad y la controversia.