
En un escenario donde la desesperación por la supervivencia se mezcla con la violencia, más de 100 personas han perdido la vida desde finales de mayo intentando acceder a ayuda alimentaria en Gaza. La tragedia, que estalló en medio de un bloqueo férreo y un conflicto prolongado, ha expuesto las duras tensiones entre las fuerzas israelíes, los grupos palestinos y la comunidad internacional.
El gobierno de Israel, encabezado por Netanyahu, ha justificado las acciones de sus tropas alegando que los disparos se produjeron en respuesta a amenazas a la seguridad de sus soldados. La viceministra de Exteriores, Sharren Haskel, afirmó que los incidentes ocurrieron "lejos del centro de reparto" y que algunos palestinos habrían "tomado rutas diferentes que pusieron en peligro a los soldados". Esta versión busca enmarcar los hechos como medidas defensivas en un entorno hostil.
Por otro lado, la Organización de Naciones Unidas ha condenado con dureza estos hechos, calificándolos de "graves violaciones del derecho internacional y posibles crímenes de guerra". Volker Türk, alto comisionado para los derechos humanos, denunció que al menos 62 personas murieron y cientos resultaron heridas en solo tres días mientras intentaban acceder a "exiguas cantidades de ayuda humanitaria". Además, la ONU advirtió que impedir deliberadamente el acceso a alimentos puede constituir un crimen de guerra, y señaló con preocupación las declaraciones de líderes israelíes que han sugerido vaciar Gaza de su población.
La Fundación Humanitaria para Gaza (GHF), creada y administrada por Israel y Estados Unidos como alternativa a la ONU, controla los centros de ayuda. Sin embargo, el único centro operativo desde el 27 de mayo ha sido el de Tel al Sultán en Rafah, donde la madrugada del 3 de junio se registró el ataque más letal, con 27 muertos y más de 100 heridos según el Comité Internacional de la Cruz Roja.
Desde la perspectiva palestina, organizaciones como Hamás han denunciado que al menos 102 personas han muerto por disparos israelíes mientras esperaban comida, describiendo la situación como una elección macabra entre morir de hambre o ser asesinados intentando alimentarse.
Este conflicto humanitario no solo revela la crudeza del bloqueo y la crisis alimentaria en Gaza, sino que también pone en evidencia la compleja interacción entre seguridad, derechos humanos y política internacional. Las voces israelíes priorizan la seguridad y la defensa ante lo que consideran amenazas, mientras que la comunidad internacional y los actores palestinos claman por una investigación imparcial y el respeto a la vida civil.
En definitiva, la tragedia en Gaza expone una realidad donde la asistencia humanitaria se convierte en un campo de batalla y donde las víctimas son, una vez más, los civiles atrapados en la geopolítica del conflicto. La exigencia de la ONU por respuestas claras y acciones concretas no ha encontrado aún eco suficiente para detener la violencia ni garantizar el acceso seguro a la ayuda.
Así, la historia reciente confirma que en Gaza la supervivencia cotidiana sigue siendo un desafío marcado por la violencia y la falta de soluciones políticas, mientras el mundo observa con creciente preocupación y limitadas opciones de intervención.
Fuentes: Cooperativa.cl, Oficina de Derechos Humanos de la ONU, Comité Internacional de la Cruz Roja.
2025-11-05