Corea del Norte y Corea del Sur: una guerra silenciosa con un nuevo líder en ventaja

Corea del Norte y Corea del Sur: una guerra silenciosa con un nuevo líder en ventaja
Internacional
Asia
2025-11-27
Fuentes
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- Contrabando de información y cultura pop como arma política

- Represión interna y vigilancia juvenil en Pyongyang

- Recortes de financiamiento internacional y debates sobre la estrategia futura

Corea del Norte y Corea del Sur mantienen una guerra que no se libra en el campo de batalla tradicional, sino en el terreno invisible de la información y la cultura. Desde hace años, ambos países se enfrentan en una batalla silenciosa por el control de las narrativas que moldean las mentes y corazones de sus ciudadanos. En este escenario, Kim Jong-un parece haber tomado la delantera, gracias a una combinación de medidas represivas internas y cambios en el apoyo externo que sostienen la difusión de información hacia el norte.

La batalla cultural y tecnológica

En Corea del Sur, organizaciones y el propio gobierno han impulsado el contrabando de memorias USB, tarjetas micro-SD y transmisiones radiales clandestinas con series, canciones y contenidos educativos que desafían la propaganda norcoreana. Estos materiales muestran una vida cotidiana en el sur llena de libertades, tecnología y prosperidad, desmintiendo la narrativa oficial de Pyongyang sobre la pobreza y opresión en el sur.

Esta estrategia ha tenido un impacto tangible en la percepción de los norcoreanos, especialmente en la juventud. Testimonios de desertores como Kang Gyuri evidencian cómo estos contenidos fueron factores decisivos para cuestionar el régimen y arriesgar su vida en la huida.

La respuesta de Pyongyang: represión y control extremo

Consciente del peligro que representa esta penetración cultural, Kim Jong-un ha reforzado la frontera con cercas eléctricas y endurecido las leyes contra el consumo y distribución de medios extranjeros. La penalización incluye desde cárcel hasta la ejecución, y se ha institucionalizado la vigilancia mediante escuadrones juveniles que patrullan para detectar cualquier comportamiento asociado al sur. Incluso los teléfonos móviles han sido programados para censurar automáticamente palabras o expresiones surcoreanas, una medida orwelliana que refleja la obsesión por el control mental.

Esta represión ha generado un efecto disuasorio, limitando el acceso abierto a estos contenidos y forzando a una red clandestina cada vez más restringida y peligrosa para quienes participan.

El impacto de la política internacional y los recortes en la ayuda

El giro político en Estados Unidos, con la reanudación de la presidencia de Donald Trump a principios de 2025, implicó la suspensión de fondos a organizaciones que apoyaban la difusión de información hacia Corea del Norte, incluyendo a Radio Free Asia y Voice of America. Esta decisión ha debilitado la capacidad de las organizaciones surcoreanas y estadounidenses para sostener esta guerra informativa.

Mientras algunos sectores en Corea del Sur y Estados Unidos cuestionan la efectividad y el costo de esta estrategia, otros advierten que la información sigue siendo la mejor herramienta para desafiar al régimen norcoreano, dado el estancamiento de las sanciones y la diplomacia tradicional.

Perspectivas encontradas dentro y fuera de la península

En Corea del Sur, el debate político sobre cómo enfrentar a Pyongyang divide a la sociedad. El partido liberal opositor, que busca mejorar las relaciones bilaterales, critica la guerra informativa y propone apagar los altavoces y reducir la presión cultural. En cambio, organizaciones de derechos humanos y activistas defienden la continuidad y fortalecimiento de estas acciones, convencidos de que la acumulación de información y la exposición a la realidad externa son semillas para un cambio futuro.

Desde Estados Unidos, expertos como Martyn Williams y Sokeel Park insisten en que la guerra de información debe mantenerse y ampliarse, pues representa un uso eficiente de recursos para desestabilizar un régimen nuclearizado y cerrado.

Constataciones y consecuencias

La guerra silenciosa entre Corea del Norte y Corea del Sur ha evolucionado hacia un complejo enfrentamiento cultural y tecnológico, donde la información es tanto arma como campo de batalla. Kim Jong-un ha logrado, al menos temporalmente, inclinar la balanza a su favor mediante una combinación de represión interna y aprovechamiento de cambios en la política internacional.

Sin embargo, la difusión clandestina de contenidos surcoreanos sigue siendo un canal vital para que los norcoreanos accedan a realidades alternativas y cuestionen el relato oficial. La tensión entre control y apertura continuará definiendo el futuro de esta península dividida.

El debate sobre quién debe financiar y sostener esta guerra informativa refleja las complejidades políticas y estratégicas que rodean a Corea del Norte, un país que sigue siendo uno de los mayores desafíos geopolíticos del siglo XXI.

En definitiva, esta historia es una tragedia donde los protagonistas sufren las consecuencias de un régimen autoritario y la geopolítica global, mientras una generación joven busca, en secreto, una ventana hacia la libertad.