Contraloría bajo Dorothy Pérez: entre valentía y controversia en la fiscalización pública

El desafío de la Contraloría General de la República bajo Dorothy Pérez ha trascendido la simple fiscalización para convertirse en un episodio de confrontación política y social que aún reverbera meses después.

Desde su nombramiento en marzo de 2025, Pérez se ha posicionado como la primera mujer al mando de este organismo, marcando un hito en la administración pública chilena. Su gestión ha estado caracterizada por una rigurosa investigación y denuncia de irregularidades, entre las que destaca el escándalo de funcionarios públicos que, aprovechando licencias médicas vigentes, realizaron viajes al extranjero, un abuso que conmocionó la opinión pública.

El 2 de junio de 2025, una carta firmada por figuras políticas con diversas orientaciones destacó su valentía y eficiencia al exponer estos hechos. En ella, se reconoció el impacto positivo de su liderazgo en la búsqueda de una administración pública más transparente y confiable.

Sin embargo, este proceso no ha estado exento de controversias. Desde sectores políticos conservadores, se ha cuestionado la oportunidad y motivaciones de las denuncias, señalando que podrían tener un uso instrumental en la arena política. Por otro lado, voces progresistas han aplaudido la iniciativa, pero han criticado la lentitud en la aplicación de sanciones ejemplares, demandando mayor celeridad para evitar la impunidad.

Regionalmente, la fiscalización ha tenido un efecto desigual. En regiones con menor acceso a controles administrativos, las irregularidades detectadas han generado un debate sobre la descentralización y la capacidad de supervisión local. Mientras algunos actores regionales ven en la Contraloría un aliado para fortalecer la probidad, otros advierten que la concentración de poder en la capital podría limitar la eficacia de estas acciones.

Desde la sociedad civil, organizaciones de control ciudadano y expertos en transparencia han valorado positivamente el avance en la visibilización de prácticas corruptas, aunque insisten en que el verdadero cambio dependerá de reformas estructurales que permitan un control más preventivo y menos reactivo.

“La Contraloría bajo Dorothy Pérez ha demostrado que la voluntad política y la decisión pueden abrir caminos hacia una administración pública en que todos confiemos”, afirmó Felipe Harboe, uno de los firmantes de la carta de apoyo, reflejando un sentimiento compartido en amplios sectores.

No obstante, la gestión también ha revelado tensiones internas y desafíos institucionales, como la necesidad de fortalecer los mecanismos de sanción y la independencia frente a presiones políticas.

En conclusión, la administración de Dorothy Pérez en la Contraloría representa un episodio crucial en la historia reciente de Chile, donde la exposición de irregularidades ha puesto en jaque prácticas arraigadas, pero también ha evidenciado las limitaciones del sistema para sancionar con rapidez y eficacia. La verdadera prueba será si estos avances se traducen en cambios duraderos que restauren la confianza ciudadana y mejoren la calidad de la función pública.

A más de cinco meses del inicio de su gestión, el balance muestra una Contraloría más visible y activa, pero el camino hacia la probidad plena sigue siendo un terreno en disputa, donde la vigilancia social y política será determinante.