El fin de Punta Peuco: ¿justicia o simbolismo en la cárcel de los crímenes de lesa humanidad?

Un cambio que marca un hito en la justicia chilena. El 2 de junio de 2025, el Ministerio de Justicia anunció oficialmente que Punta Peuco dejará de existir bajo esa denominación y condición especial, para convertirse en un centro penitenciario común bajo el nombre de Nuevo Centro de Cumplimiento Penitenciario Tiltil. Así se concretó la promesa del Presidente Gabriel Boric, quien en su última cuenta pública había cuestionado la legitimidad de mantener un recinto exclusivo para condenados por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura militar.

Este cambio no es solo nominal, sino que implica la eliminación de privilegios y la desaparición de un símbolo que, para muchos, representaba una anomalía en el sistema penitenciario chileno. “En el Chile actual no existe justificación para que condenados por crímenes de lesa humanidad tengan ese privilegio”, afirmó Boric, mientras que el ministro Jaime Gajardo explicó que se modificará un decreto de hace 30 años que establecía la especialidad del recinto.

Una herida abierta en el debate político y social. La transformación de Punta Peuco ha reavivado tensiones entre distintos sectores políticos y sociales. Desde la izquierda, se celebra como un avance en la dignificación de la justicia y un paso hacia la igualdad ante la ley. “Este cambio es un reconocimiento tardío, pero necesario, de que nadie está por encima de la justicia”, señaló una representante de organizaciones de derechos humanos.

En contraste, voces conservadoras y algunos familiares de los internos han denunciado que la medida es un acto simbólico que no aborda las complejidades del sistema penal ni la seguridad interna del recinto. “Se está politizando una situación que requiere soluciones técnicas y de seguridad, no solo cambios de nombre”, argumentó un diputado de derecha.

Regionalmente, la reconversión de Punta Peuco ha generado inquietudes en Tiltil y sus alrededores, donde la comunidad ha manifestado tanto expectativas de integración como temores respecto al aumento de la población penal y sus efectos en la convivencia local.

Las consecuencias visibles y los desafíos por delante. Más allá de la carga simbólica, este cambio implicará ajustes administrativos y operativos complejos. La modificación del decreto y la publicación en el Diario Oficial abren un proceso que puede tomar meses, durante los cuales se definirán criterios para el poblamiento, densificación y segregación del nuevo centro. Además, la medida pone en evidencia la necesidad de revisar el sistema penitenciario en su conjunto, cuestionando privilegios y buscando mayor equidad.

En definitiva, la desaparición de Punta Peuco como recinto especial no solo cierra un capítulo de la memoria reciente chilena, sino que también abre un escenario donde convergen justicia, política y sociedad en un desafío que aún está lejos de resolverse. Como espectadores de esta tragedia colectiva, queda claro que el camino hacia una justicia plena y equitativa en Chile es largo, y que cada paso, aunque simbólico, tiene un peso real en la construcción del país.

Fuentes: Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, La Tercera, 24 Horas, declaraciones oficiales del Presidente Gabriel Boric y el Ministro Jaime Gajardo.