
El pasado 24 y 25 de mayo, Chile vivió una de sus mayores expresiones culturales y ciudadanas en décadas: el Día de los Patrimonios 2025 congregó a 3.557.945 visitas, entre presenciales y virtuales, marcando un récord histórico que supera con creces ediciones anteriores. Más de 3.600 actividades se desplegaron en más de 90% de las comunas del país, con una participación que se extendió desde Arica hasta Magallanes, y que tuvo como epicentro la Región Metropolitana con más de 1,2 millones de visitas presenciales.
Este fenómeno masivo no solo confirma la consolidación de esta celebración como una fiesta cultural nacional, sino que también puso sobre la mesa múltiples tensiones, memorias y debates que reflejan la compleja relación de Chile con su historia y patrimonio.
### Un mosaico de experiencias y voces
Desde la perspectiva oficial, la ministra de las Culturas, Carolina Arredondo, celebró el evento como un acto de encuentro ciudadano que fortalece el tejido social: "Al vivir nuestro patrimonio, al cuidarlo y al disfrutarlo, también construimos tejido social". La subsecretaria Carolina Pérez Dattari añadió que la inversión estatal en cultura ha sido decisiva para este crecimiento, señalando que "invertir en cultura y patrimonios es invertir en educación, seguridad y cohesión social: es invertir en el alma del país".
Sin embargo, estas cifras y discursos oficiales conviven con críticas y cuestionamientos. Eduardo Villalón Rojas, exconsejero del Consejo de Monumentos Nacionales, denunció la "inacción en la restauración de 413 monumentos públicos dañados desde 2019", advirtiendo que sin un compromiso real la invitación al Día de los Patrimonios podría quedar en un mero eslogan.
En regiones, la diversidad cultural y patrimonial se hizo sentir con fuerza. En La Araucanía, la cultura mapuche protagonizó actividades como el encuentro “Zugüyiñ pichikeche” que invitó a dialogar y aprender mapuzugun, mientras que en Valparaíso, actividades sensoriales en viñas y museos mineros en Atacama y Antofagasta pusieron en valor la historia del trabajo y la industria.
### El Estadio Nacional: memoria, deporte y reconciliación
Quizás el escenario que mejor condensó la tensión entre memoria y celebración fue el Estadio Nacional, donde se realizó un masivo recorrido por sitios de memoria vinculados a la dictadura civil y militar. El ministro del Deporte, Jaime Pizarro, y las ministras Javiera Toro y Jessica López encabezaron la visita guiada por sobrevivientes y el presidente de la Corporación Estadio Nacional Memoria Nacional, Marcelo Acevedo.
Este espacio, que ha sido testigo de eventos deportivos de talla mundial y también del mayor centro de detención y tortura tras el golpe de Estado de 1973, se transformó en un coliseo donde se confrontaron el recuerdo, la reflexión y el compromiso con la no repetición.
El ministro Pizarro enfatizó que "un pueblo sin memoria es un pueblo sin futuro", mientras que Acevedo destacó la importancia de que las nuevas generaciones participen y aprendan para evitar repetir los horrores del pasado. La ministra Toro agregó que abrir estos sitios al público es fundamental para construir el presente y futuro del país.
### Innovación y participación: el Pasaporte Patrimonial
Una de las novedades más celebradas fue el lanzamiento del primer Pasaporte Patrimonial de Chile, una herramienta lúdica y educativa que invitó a más de 200 mil personas a registrar sus visitas y experiencias culturales. Este pasaporte buscó incentivar un vínculo más activo y personal con el patrimonio, especialmente entre niños, niñas y jóvenes.
Además, la incorporación de nuevas plataformas digitales y actividades virtuales permitió llegar a públicos más amplios y diversos, manteniendo el espíritu de democratización del acceso al patrimonio.
### Verdades y consecuencias
Tras esta edición histórica, algunas certezas se imponen: el Día de los Patrimonios se ha convertido en un espacio de encuentro masivo que trasciende la mera celebración para convertirse en un escenario donde confluyen memorias, identidades y debates sociales profundos.
No obstante, la celebración también desnuda desafíos pendientes, como la urgente restauración y cuidado de monumentos y sitios patrimoniales, la necesidad de ampliar la inclusión cultural más allá de los grandes centros urbanos y la importancia de integrar la memoria histórica en espacios públicos para fortalecer la educación en derechos humanos.
En definitiva, esta fiesta cultural no solo muestra lo que Chile es, sino también lo que está en disputa: cómo queremos recordar, qué patrimonio valoramos y cómo construimos nuestra identidad colectiva. El coliseo está abierto, y el público sigue expectante, entre la catarsis de la memoria y la esperanza de un futuro más consciente y plural.
2025-05-26