Incendio en Hong Kong: la tragedia que expone grietas en la seguridad y la gestión urbana

Un incendio devastador en Wang Fuk Court, un complejo residencial de Hong Kong, se ha convertido en la peor tragedia de la ciudad en más de seis décadas, dejando al menos 65 muertos, cientos de desaparecidos y más de 900 personas desplazadas en refugios temporales.

El fuego comenzó el 26 de noviembre de 2025 a las 14:51 horas locales en una de las ocho torres de 31 pisos que componen el conjunto de vivienda pública en el distrito de Tai Po, un área con alta concentración de adultos mayores. En cuestión de minutos, las llamas se extendieron a siete de los edificios, gracias a un cóctel letal de materiales inflamables y andamios de bambú que actuaron como un acelerante incontrolable.

Materiales y negligencias: el fuego que no debió propagarse tan rápido

Las investigaciones preliminares apuntan a que la renovación en curso, que incluía el uso de poliestireno para sellar ventanas y mallas plásticas en los andamios, fue clave para la rápida expansión del incendio. "Tenemos motivos para creer que los responsables de la empresa actuaron con negligencia grave", declaró un portavoz policial, en relación con la detención de tres personas vinculadas a la empresa constructora.

Además, la Comisión Independiente contra la Corrupción de Hong Kong ha abierto una investigación para determinar si hubo prácticas corruptas o decisiones que comprometieran la seguridad, mientras que el Departamento de Trabajo confirmó que realizó 16 inspecciones en el lugar desde julio de 2024, detectando condiciones inseguras y emitiendo advertencias poco antes del siniestro.

Voces en conflicto: entre la indignación ciudadana y la respuesta gubernamental

Desde la perspectiva social, la tragedia ha puesto al descubierto la vulnerabilidad de una comunidad con un alto porcentaje de adultos mayores, muchos de los cuales han vivido en el complejo desde su construcción en 1983. Haylee, una joven residente, relató la incertidumbre de no saber el paradero de su madre, mientras su abuela fue rescatada a salvo.

En contraste, el gobierno de Hong Kong anunció la creación de un fondo de 300 millones de dólares hongkoneses para ayudar a los afectados, pero las críticas no se hicieron esperar. Diversos sectores cuestionan la falta de medidas preventivas efectivas y la lentitud en la supervisión de las obras, señalando que la tragedia no es solo un accidente, sino el resultado de fallas sistemáticas en la gestión urbana y la seguridad.

Consecuencias y lecciones: un llamado urgente a la reforma

Este incendio, catalogado como de nivel 5, el máximo en gravedad, no solo deja un saldo humano devastador sino también una serie de preguntas sobre la seguridad en los edificios antiguos, el uso de materiales y andamios, y la responsabilidad de las autoridades y empresas en la protección de los ciudadanos.

Los andamios de bambú, habituales en Hong Kong, y el uso de materiales inflamables en las renovaciones, han sido señalados como factores decisivos en la rápida propagación del fuego. Expertos advierten que la normativa vigente no ha logrado adaptarse a la realidad urbana y a la necesidad de proteger especialmente a poblaciones vulnerables.

En definitiva, esta tragedia expone la tensión entre desarrollo urbano, regulación y derechos ciudadanos en un territorio donde la densidad poblacional y la antigüedad de las infraestructuras requieren una mirada crítica y reformas profundas. La historia de Wang Fuk Court es un recordatorio doloroso de que la seguridad no puede ser negociable y que la negligencia tiene costos humanos irreparables.

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Fuentes: BBC News Mundo, El País, South China Morning Post, declaraciones oficiales de la policía y autoridades de Hong Kong.