
En el escenario del teatro chileno, la figura de Arturo Prat vuelve a ser centro de una disputa que trasciende lo artístico para tocar fibras profundas de la identidad nacional.En 2002, la obra "Prat", escrita y dirigida por Manuela Infante, presentó al héroe naval no como un ícono inmutable, sino como un joven frágil y humano, con dudas y debilidades. Este retrato desató una tormenta política y cultural que involucró desde la Cámara de Almirantes en Retiro hasta el Congreso Nacional, con acusaciones de ofensa y cuestionamientos a la financiación pública de la obra.La polémica alcanzó su punto álgido cuando la Corporación 11 de Septiembre interpuso una querella contra el Ministerio de Educación y Fondart, alegando vulneración de la Ley de Seguridad del Estado, y cuando la directora del programa Fondart renunció en medio del escándalo.
"La personalidad de Arturo Prat es demasiado grande... para que un pequeño grupo de teatro pueda mancillar su imagen", afirmó entonces el exalmirante Jorge Swett Madge, reflejando la sensibilidad castrense y conservadora que la obra despertó.
En contraste, los creadores defendieron su apuesta artística como un ejercicio necesario para humanizar una figura mitificada, preguntándose "¿cómo se sentiría Prat en ese altar de la patria que le construimos?" La obra no buscaba destruir su legado, sino abrir una fisura en la épica masculina tradicional, mostrando a un joven enfrentado a sus temores y contradicciones.
En el Congreso, la entonces senadora Evelyn Matthei se pronunció en contra del uso del nombre de una persona histórica para una ficción que alterara su imagen, planteando un debate que aún resuena sobre los límites entre arte, historia y respeto a los símbolos nacionales.
Más de dos décadas después, el Departamento de Teatro de la Universidad de Chile presenta "Prat (antes de PRAT)", una secuela que retoma y expande el legado de la obra original, esta vez desde una mirada coral, joven y mayoritariamente femenina. La nueva puesta busca desarmar la épica patriótica y plantear una pregunta incómoda: "¿Quién salta hoy por una patria que no los nombra?"
Este retorno no solo revive la controversia, sino que invita a reflexionar sobre las transformaciones sociales y culturales que Chile ha vivido desde el inicio del siglo XXI. Mientras sectores conservadores siguen defendiendo una visión heroica inalterable, otros valoran la posibilidad de cuestionar y repensar los relatos fundacionales desde perspectivas diversas y críticas.
La temporada se desarrollará entre el 5 y el 14 de junio en la Sala Antonio Varas del Teatro Nacional Chileno, con una recepción que ya anticipa debates y diálogos profundos sobre la memoria, el arte y la política.
En definitiva, la historia de "Prat" en el teatro chileno es un espejo donde se reflejan las tensiones entre pasado y presente, identidad y cuestionamiento, tradición y renovación. Más allá de las polémicas, queda claro que el arte tiene la capacidad de abrir espacios para que el país dialogue consigo mismo, enfrentando sus mitos y sus heridas, y construyendo nuevas narrativas que incluyan voces antes silenciadas.
Este episodio confirma que en Chile, la memoria histórica no es un territorio neutral, sino un campo de batalla donde se juega la definición misma de lo que significa ser nación.