Taylor Swift y la encrucijada de la propiedad musical: ¿libertad artística o negocio millonario?

Taylor Swift y la encrucijada de la propiedad musical: ¿libertad artística o negocio millonario?
Cultura
Música
2025-11-27
Fuentes
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- Recuperación de derechos tras años de disputa con grandes sellos.

- Polémicas creativas y comparaciones con leyendas latinoamericanas.

- Impacto cultural y económico de su última gira y proyectos audiovisuales.

En un mundo donde la música se consume a la velocidad de un clic, pocas historias han dejado un poso tan profundo como la saga que protagoniza Taylor Swift en torno a la propiedad de su obra. Desde mayo de 2025, la cantante estadounidense recuperó los derechos de sus primeros seis discos, poniendo fin a una batalla que duró más de cinco años con poderosos sellos y magnates de la industria. Pero esta victoria, más que un simple trámite legal, es un desafío al modelo tradicional de control artístico y económico que domina el mercado musical.

El origen de la disputa: propiedad y poder

Cuando Swift firmó a los 14 años con Big Machine Records, aceptó ceder la propiedad de sus grabaciones maestras a cambio del impulso que necesitaba para despegar. Este contrato, común en la era pre-streaming, le otorgó al sello el control total sobre la explotación de sus primeras seis producciones. Sin embargo, el giro inesperado llegó en 2019, cuando Scooter Braun adquirió el catálogo, desencadenando una reacción furiosa de la artista, quien denunció la sensación de ser despojada del fruto de su trabajo y acusó a Braun de ejercer un "privilegio masculino tóxico" en la industria.

Este conflicto no solo fue legal, sino también simbólico: una joven estrella enfrentándose a los gigantes del negocio musical, buscando no solo justicia económica, sino también la autonomía creativa que la industria tradicional le había negado.

Regrabaciones y una nueva estrategia artística

Ante la imposibilidad de recuperar sus grabaciones originales, Swift optó por regrabarlas. Hasta la fecha, ha lanzado cuatro álbumes "Taylor's Versions", que no solo replican fielmente los originales, sino que incluyen material inédito y mejoras técnicas. Esta estrategia no solo ha erosionado el valor económico de las grabaciones maestras en manos ajenas, sino que ha reavivado el interés y la conexión de sus seguidores con su obra.

Sin embargo, no todo ha sido sencillo. La regrabación del álbum "Reputation" —un trabajo profundamente personal y cargado de emociones— ha quedado en pausa, reflejando la complejidad de rehacer un pasado artístico tan íntimo y específico.

La voz de la crítica y la polémica cultural

Mientras Swift navegaba esta crisis de propiedad, su música siguió generando debates. Su más reciente álbum, "The Life of a Showgirl", lanzado en octubre de 2025, ha dividido a críticos y fanáticos. Algunos lo ven como un relato sincero de la soledad y el desgaste de la fama, otros lo califican de soso y desconectado, con letras que parecen responder más a un ejercicio de autoprotección que a una exploración artística profunda.

Paralelamente, una polémica surgió en redes sociales al comparar fragmentos de la canción "Opalite" con un éxito de Luis Miguel, "1+1=2 enamorados" (1982). Esta comparación ha abierto un debate sobre originalidad, influencia y apropiación cultural en la música pop global. La discusión expone las tensiones entre la innovación artística y la inevitable intertextualidad en un mundo saturado de referencias.

El fenómeno Eras: la gira y el documental que marcan un hito

En medio de estas controversias, la gira "The Eras Tour" se convirtió en un fenómeno cultural y económico sin precedentes. Con casi 150 conciertos y más de 10 millones de asistentes, la gira recaudó más de 2.000 millones de dólares entre 2023 y 2024. Este éxito permitió a Swift recomprar sus grabaciones y consolidar su posición como una de las artistas más influyentes del siglo XXI.

El próximo lanzamiento en Disney+ de la serie documental "The End of an Era" y la transmisión del concierto final en Vancouver prometen ofrecer una mirada íntima a los entresijos de esta etapa, mostrando no solo la espectacularidad del show, sino también las tensiones y sacrificios detrás del escenario.

Voces en pugna: perspectivas encontradas

Desde el mundo político y social chileno hasta la industria musical global, la historia de Swift ha generado múltiples lecturas:

- "Es un acto de empoderamiento y justicia para los artistas que históricamente han sido explotados", señala una académica de la Universidad de Chile especializada en derechos culturales.

- Por otro lado, un productor musical local advierte: "La comercialización extrema y las disputas millonarias pueden alejar a los creadores de su esencia, convirtiendo la música en un mero producto financiero".

- Fanáticos y críticos culturales mantienen un debate vivo sobre la calidad artística del último material de Swift, reflejando la disonancia entre la figura pública y la obra.

Constataciones y consecuencias

La saga de Taylor Swift no es solo un episodio más en la industria musical; es un espejo de las tensiones entre arte, propiedad y poder en la era digital. Su lucha por la propiedad de sus grabaciones maestras ha sentado un precedente para otros artistas que buscan recuperar el control sobre su obra. Al mismo tiempo, su producción más reciente y las polémicas asociadas evidencian que la fama y el éxito no garantizan consenso artístico ni inmunidad a la crítica.

En definitiva, la historia de Swift invita a reflexionar sobre los límites entre el negocio y la creación, la autenticidad y la mercadotecnia, y cómo estas dinámicas impactan no solo en la música, sino en la cultura popular global.

Mientras el público espera el estreno del documental y la posible regrabación del álbum "Reputation", la cantante continúa navegando en ese mar turbulento donde la música es al mismo tiempo arte y capital. Y en ese escenario, cada nota, cada derecho recuperado y cada polémica forman parte de un drama que aún está lejos de su final.