
Un ministro israelí de extrema derecha ha vuelto a encender la mecha de un conflicto que parece no tener fin. Itamar Ben Gvir, ministro de Seguridad Nacional, instó públicamente al primer ministro Benjamin Netanyahu a usar "toda la fuerza necesaria" contra Hamas en la Franja de Gaza, en un llamado que no sólo refleja la división interna del gobierno israelí, sino que también anticipa una posible intensificación de la guerra que ya lleva casi dos años.
El contexto es crucial: desde octubre de 2023, tras un ataque sin precedentes de Hamas en territorio israelí, la región vive una guerra intermitente que ha devastado Gaza y dejado miles de muertos y desplazados. En marzo de este año, Israel reanudó su ofensiva luego de una breve tregua de dos meses, y desde entonces las negociaciones para un alto al fuego han sido infructuosas.
"Después de que Hamas rechazara la propuesta de acuerdo una vez más, ya no hay más excusas (...) Es hora de entrar con toda la fuerza necesaria, sin pestañear, para destruir (...) a Hamas", escribió Ben Gvir en su cuenta de Telegram, en un mensaje directo a Netanyahu, quien se encuentra hospitalizado por una colonoscopía de rutina.
Por su parte, Hamas no sólo ha descartado la tregua propuesta por Estados Unidos, sino que la ha calificado de insuficiente y perpetuadora del sufrimiento. Basem Naim, líder del movimiento en el exilio, afirmó que la propuesta "significa la perpetuación de la ocupación, la continuación de los asesinatos y la hambruna". Sin embargo, aseguró que el grupo sigue "examinándola" para dar una respuesta definitiva.
Este choque de posturas refleja no sólo la complejidad política y militar del conflicto, sino también las profundas fracturas internas en ambas partes. En Israel, la presión de sectores ultraderechistas contrasta con las voces que abogan por la diplomacia y la búsqueda de soluciones menos violentas. En Gaza, la resistencia de Hamas se basa en una narrativa de lucha contra la ocupación, pero también enfrenta críticas por las consecuencias humanitarias que su persistencia implica.
Desde una perspectiva regional, la prolongación del conflicto ha generado impactos económicos, sociales y políticos que trascienden las fronteras de Israel y Palestina. Países vecinos observan con preocupación cómo la escalada puede desestabilizar aún más un Medio Oriente ya convulsionado.
La comunidad internacional, por su parte, se encuentra dividida entre llamados a la calma y la presión para que ambas partes cedan, aunque sin resultados concretos hasta ahora. La propuesta de tregua estadounidense, aceptada por Israel pero rechazada por Hamas, evidencia la dificultad de encontrar un terreno común en un conflicto donde la confianza está rota.
Conclusión: La insistencia del ministro Ben Gvir en una ofensiva total y la negativa de Hamas a aceptar la tregua muestran que, más allá de las negociaciones formales, el conflicto en Gaza se mantiene en un punto crítico donde la violencia puede escalar rápidamente. La fragmentación política dentro de Israel y la resistencia inquebrantable de Hamas complican la posibilidad de un acuerdo duradero. La tragedia humanitaria continúa creciendo, y la comunidad internacional enfrenta el desafío de impulsar soluciones que no sólo detengan el fuego, sino que aborden las causas profundas de esta guerra interminable.
Fuentes: La Tercera, AFP, declaraciones oficiales de gobierno israelí y Hamas.