Corea del Norte impone la enseñanza obligatoria del ruso en sus escuelas: Un giro estratégico en su alineamiento internacional
Corea del Norte ha decidido incorporar el ruso como idioma obligatorio en su sistema escolar desde el cuarto curso, una medida que refleja no solo un cambio educativo, sino un movimiento estratégico con profundas implicancias políticas y culturales. Desde 2025, los estudiantes norcoreanos a partir de los diez años deben aprender ruso, mientras se prepara la apertura de un centro universitario especializado en la lengua en Pionyang para 2026.
Este viraje se enmarca en un contexto de estrecha cooperación bilateral con Moscú, que incluye intercambios académicos y un aumento significativo del turismo ruso a Corea del Norte, que en 2025 duplicó las cifras de visitantes respecto al año anterior. Alexandr Kozlov, copresidente de la comisión intergubernamental ruso-norcoreana, señaló en Moscú que esta decisión busca institucionalizar el aprendizaje del ruso desde etapas tempranas.
Un reencuentro con la herencia soviética
Tras el colapso de la Unión Soviética, Corea del Norte diversificó sus lenguas extranjeras hacia el chino y el inglés, relegando el ruso a un segundo plano. Hoy, menos de 600 jóvenes estudian ruso en el país. Esta nueva política educativa es un intento claro de reactivar un vínculo que parecía diluido, impulsado por la alianza militar y diplomática entre Kim Jong-un y Vladimir Putin, evidenciada también en el apoyo norcoreano en el conflicto de Ucrania.
Perspectivas en pugna
Desde el prisma del régimen norcoreano, la medida es un fortalecimiento de la soberanía y una reafirmación de su posicionamiento internacional, alineándose con un aliado estratégico en un mundo cada vez más polarizado. Sin embargo, expertos en relaciones internacionales advierten que esta imposición lingüística puede ser un instrumento de propaganda y control social interno, más que una simple cuestión educativa.
En la región, países vecinos observan con cautela este acercamiento, que podría modificar equilibrios geopolíticos ya tensionados. Para China, tradicional aliado de Pyongyang, el fortalecimiento ruso puede ser visto como una competencia directa en influencia.
Voces ciudadanas y académicas
Aunque el hermetismo del régimen dificulta conocer la opinión pública real, fuentes de exiliados y académicos surcoreanos sugieren que esta medida podría generar resistencia entre la población, acostumbrada a la enseñanza del chino y el inglés, idiomas con mayor proyección económica.
Conclusiones y consecuencias
La enseñanza obligatoria del ruso en Corea del Norte no es un mero cambio curricular, sino un síntoma palpable de un reajuste estratégico en la política exterior y cultural del país. Este movimiento confirma que la dictadura busca consolidar su alianza con Moscú, en un momento en que ambos países enfrentan aislamiento internacional y sanciones.
En el plano interno, la medida podría intensificar el control ideológico y la homogeneización cultural, mientras que en la arena internacional, añade una nueva capa de complejidad a las dinámicas de poder en Asia Oriental.
El tiempo dirá si esta apuesta lingüística se traduce en un real fortalecimiento de la cooperación bilateral o si, por el contrario, se convierte en un símbolo más de la fragilidad y aislamiento norcoreano en el escenario global.