
Un camino sinuoso hacia La Moneda. Desde comienzos de 2025, Harold Mayne-Nicholls ha desplegado una campaña para reunir las 35.361 firmas necesarias que le permitan inscribir su candidatura presidencial para las elecciones del 16 de noviembre. En este proceso, que a simple vista podría parecer un trámite burocrático, se ha convertido en un test de resistencia y legitimidad política, que revela las tensiones y los desafíos de una candidatura independiente en un sistema electoral marcado por la fragmentación y la polarización.
A finales de mayo, Mayne-Nicholls había alcanzado cerca de 10 mil firmas, aproximadamente un 30% del objetivo, cifra que según sus propias palabras es un buen indicio del avance. El exdirigente deportivo y periodista ha apostado a una estrategia que combina la movilización territorial con el uso de notarías para ampliar la captación de apoyos, buscando sortear las barreras que impone un sistema donde las candidaturas oficiales de los partidos suelen acaparar la atención y recursos.
Un protagonismo en disputa dentro de la Democracia Cristiana. La candidatura de Mayne-Nicholls ha generado inquietud y expectativa al interior de la Democracia Cristiana (DC), partido que enfrenta un dilema estratégico: si apoyar a su candidata oficial, Carolina Tohá, o considerar a Mayne-Nicholls como una opción en caso de que la primera no prospere en las primarias oficialistas.
“Yo tuve contacto con gente de la DC antes de que ellos proclamaran a Alberto Undurraga como candidato presidencial, así como con casi todos los partidos del espectro político (...) Si ahora viene la DC, cualquier otro grupo o político y tienen intención de apoyar, nosotros a nadie le vamos a decir que no, lo que no implica que abandonemos lo independiente de nuestra candidatura”, ha señalado Mayne-Nicholls, evidenciando la tensión entre la independencia formal y la necesidad de alianzas pragmáticas.
Esta ambivalencia refleja un fenómeno recurrente en la política chilena reciente: la dificultad de las candidaturas independientes para consolidarse sin el respaldo explícito de partidos con estructura territorial y recursos, pero al mismo tiempo, la resistencia a perder autonomía en un escenario donde la desconfianza hacia la política tradicional es alta.
Reacciones contrapuestas en la opinión pública y el espectro político. Mientras sectores más tradicionales valoran el perfil de Mayne-Nicholls como un llamado a la mesura y al diálogo en un país que ha vivido años de polarización intensa, otros actores políticos y sociales cuestionan la viabilidad de su candidatura, señalando que la falta de presencia en encuestas y medios limita su impacto.
“Es obvio que no aparezcamos en las encuestas, esta es una precandidatura (...) para aquellos que no hemos tenido antes esta experiencia, el aparecer en las encuestas debiese ser solo cuando tengamos esa candidatura ya consolidada con las firmas”, ha defendido el propio Mayne-Nicholls.
Por otro lado, voces críticas advierten que la dispersión de candidaturas independientes puede fragmentar el voto y favorecer a opciones más polarizadas o consolidadas, en un escenario donde la gobernabilidad futura está en juego.
Contexto y consecuencias visibles. Este proceso no puede entenderse sin considerar el desgaste de los partidos tradicionales y la demanda ciudadana por nuevas formas de representación. La candidatura de Mayne-Nicholls emerge en un contexto donde la política chilena busca recomponerse tras años de crisis institucional y sociales.
Sin embargo, la tensión entre independencia y necesidad de apoyos estructurados plantea interrogantes sobre la capacidad real de renovación política y la dificultad de cambiar el statu quo electoral.
Finalmente, este episodio confirma que la política chilena está en un punto de inflexión, donde las reglas formales conviven con dinámicas informales y donde la construcción de una candidatura exitosa requiere tanto de legitimidad ciudadana como de alianzas estratégicas.
Como espectadores de esta contienda, queda claro que el desafío de Mayne-Nicholls no es solo lograr las firmas, sino navegar entre la autonomía y la integración en un tablero político que no perdona errores y que premia la capacidad de adaptación.
Fuentes: La Tercera (2025-05-28), análisis de contexto político y entrevistas con actores relevantes.