Las lluvias del mayo 2025: un río atmosférico que cambió más que el clima del sur

Las lluvias del mayo 2025: un río atmosférico que cambió más que el clima del sur
Medioambiente
Cambio climático
2025-11-27
Fuentes
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- Río atmosférico trajo hasta 200 mm de lluvia acumulada en regiones australes.

- Impacto desigual: desde beneficios agrícolas hasta emergencias por crecidas.

- Debate abierto sobre gestión hídrica y adaptación al cambio climático en el sur de Chile.

Un fenómeno meteorológico que parecía pasajero terminó dejando una huella profunda en el sur de Chile. Entre el 27 y el 31 de mayo de 2025, un río atmosférico de categoría intermedia descargó hasta 200 mm de lluvia en sectores de Aysén y Los Lagos. Este evento, inicialmente anunciado como un sistema frontal más, reveló con el paso de los días una complejidad y consecuencias que aún hoy, seis meses después, mantienen en debate a autoridades, expertos y comunidades locales.

Una tormenta en tres actos

El fenómeno se desplegó en tres sistemas frontales consecutivos, cada uno con características y efectos distintos. El primero, un extenso frente frío que cubrió desde Isla de Pascua hasta la Patagonia, dejó lluvias y nevadas tempranas en Aysén y sectores de la cordillera sur. El segundo, un ciclón extratropical de menor extensión pero más intenso, provocó nevadas significativas en Magallanes y prolongó la inestabilidad hasta Los Lagos. Finalmente, el tercero llegó acompañado de un río atmosférico, elevando la isoterma y generando precipitaciones líquidas que causaron crecidas rápidas en ríos y deshielos acelerados.

Este último episodio fue el que marcó la diferencia: en algunas zonas se acumularon hasta 200 mm de agua en pocos días, una cifra inusual para esta época del año.

Voces enfrentadas: ¿beneficio o desastre?

Desde el mundo agrícola, algunos agricultores de la Región de Aysén valoraron las lluvias como un alivio para cultivos afectados por sequías recientes. "Este agua nos llegó como un regalo inesperado, recargando nuestros suelos y nacientes", señaló un productor local a un medio regional.

Sin embargo, no todos comparten esta visión. Comunidades rurales y urbanas enfrentaron problemas de inundaciones, cortes de caminos y daños en infraestructura básica. Desde la Municipalidad de Coyhaique, se reportaron emergencias y solicitudes de ayuda para familias afectadas. "La magnitud de las lluvias superó nuestras previsiones y dejó a muchos sin acceso a servicios esenciales", admitió un funcionario municipal.

En la esfera política, la situación abrió un debate sobre la preparación y adaptación del Estado frente a eventos climáticos extremos. Mientras sectores oficialistas resaltaron la adecuada respuesta de ONEMI y la coordinación con servicios de emergencia, voces opositoras criticaron la falta de inversión en infraestructura resiliente y la ausencia de planes preventivos robustos.

Contexto histórico y climático

Este episodio no es un caso aislado. Estudios recientes del Centro Nacional del Clima (CENAC) advierten que los ríos atmosféricos, aunque no nuevos, han aumentado en frecuencia e intensidad en la zona sur de Chile en las últimas dos décadas, en línea con patrones de cambio climático global. "Estamos viendo cómo la atmósfera transporta más humedad desde el Pacífico, generando eventos más extremos y repentinos", explica una climatóloga del CENAC.

Históricamente, la región ha dependido de un clima más estable durante el otoño, lo que facilitaba las actividades productivas y la gestión de recursos hídricos. La irrupción de estos eventos obliga a repensar modelos y políticas públicas.

Consecuencias y lecciones aprendidas

A seis meses del fenómeno, el balance es mixto. Por un lado, la recarga hídrica ha beneficiado embalses y acuíferos, mejorando la disponibilidad de agua para consumo y riego en la temporada seca que se avecina. Por otro, las vulnerabilidades en infraestructura y planificación quedaron al descubierto, evidenciando la necesidad urgente de adaptar la gestión territorial y de riesgos.

Expertos coinciden en que la clave estará en fortalecer sistemas de alerta temprana, invertir en obras de mitigación y promover una cultura ciudadana de prevención. También subrayan la importancia de incorporar las voces de comunidades locales, que a menudo sufren las consecuencias directas y conocen mejor sus territorios.

Constataciones finales

El mayo lluvioso de 2025 no solo fue un evento meteorológico extraordinario, sino un espejo que refleja las tensiones entre naturaleza, sociedad y Estado en un Chile que enfrenta el cambio climático. La diversidad de perspectivas —desde el agricultor agradecido hasta el vecino afectado, desde la autoridad oficial hasta la crítica política— revela un país en búsqueda de respuestas y de equilibrio.

Lo que queda claro es que los ríos atmosféricos llegaron para quedarse y con ellos, la urgencia de una gestión ambiental y social más integrada y anticipatoria. La tragedia de algunos es el aprendizaje para todos, y en ese desafío colectivo está la oportunidad de construir un futuro más resiliente para el sur chileno.