La desnutrición infantil en Gaza: la tragedia invisible que la guerra dejó abierta

La desnutrición infantil en Gaza: la tragedia invisible que la guerra dejó abierta
Internacional
Medio Oriente
2025-11-27
Fuentes
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- Niños atrapados en la guerra sin acceso a alimentación básica.

- Impacto humanitario profundo que trasciende el conflicto armado.

- Debate global y regional sobre responsabilidades y soluciones urgentes.

Un rostro que la guerra no puede ocultar. A seis meses de la escalada bélica en Gaza, la desnutrición infantil severa ha alcanzado niveles críticos, dejando a decenas de miles de niños como Maryam Abu Dagga, de dos años, y Osama al-Rawab, de cinco, en una lucha silenciosa por sobrevivir más allá del estruendo de los bombardeos.

Este fenómeno no es un simple efecto colateral, sino la manifestación más cruel y persistente del conflicto: una infancia robada, marcada por huesos frágiles y estómagos vacíos. Mientras las armas callan momentáneamente, la crisis alimentaria se profundiza, evidenciando que el daño va más allá de las balas.

Desde diferentes ángulos, la tragedia se interpreta y se disputa. Organismos internacionales como UNICEF y la OMS alertan sobre la urgencia de un acceso humanitario sin restricciones, enfatizando que la desnutrición severa es una herida abierta que compromete el futuro de toda una generación.

Por otro lado, actores regionales y algunos gobiernos israelíes argumentan que las medidas de bloqueo y control son necesarias para la seguridad, aunque reconocen que el costo humanitario es alto. “La seguridad no puede ser negociable, pero tampoco podemos ignorar el sufrimiento de los niños”, admitió un portavoz diplomático israelí.

En Gaza, la voz de la sociedad civil y las familias afectadas es un grito que no cesa. Madres como Fatima, que perdió a dos hijos por desnutrición, claman por ayuda internacional y por el fin del asedio. Su realidad, tan cercana y a la vez tan lejana para el mundo, pone en tensión el relato oficial y la indiferencia global.

El contexto histórico recuerda que esta no es la primera vez que la población civil paga el precio más alto. Sin embargo, la magnitud actual y la prolongación del conflicto han generado un punto de inflexión: la desnutrición infantil ya no es un dato oculto, sino una crisis visible y medible.

Las consecuencias son claras y devastadoras: más allá de la mortalidad infantil, esta situación compromete el desarrollo físico y cognitivo de miles de niños, con efectos que perdurarán décadas. La comunidad internacional enfrenta ahora un desafío ético y político que trasciende las fronteras del Medio Oriente.

En definitiva, esta tragedia desnuda la complejidad de un conflicto donde la seguridad, la política y los derechos humanos chocan sin soluciones inmediatas. La desnutrición infantil en Gaza es el espejo más doloroso de una guerra que no solo destruye territorios, sino que también erosiona el futuro de sus habitantes más vulnerables.