La moda chilena y el desafío antisistema: ¿es posible resistir desde dentro?

La moda chilena y el desafío antisistema: ¿es posible resistir desde dentro?
Vida y Estilo
Moda y tendencias
2025-11-28
Fuentes
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- Moda y capitalismo en tensión: diseñadores chilenos y globales cuestionan el sistema desde adentro.

- Resistencia creativa: voces emergentes y consagradas que desafían las reglas del negocio.

- Desigualdad estructural: el choque entre talento local y grandes corporaciones internacionales.

Un ring de pasarelas y contradicciones

En los últimos meses, la industria de la moda ha visto un creciente movimiento crítico que cuestiona su propia esencia capitalista. Desde los grandes nombres internacionales hasta jóvenes talentos emergentes, la pregunta que resuena es: ¿se puede ser antisistema dentro de un negocio que se rige por las reglas del mercado y la ganancia?

En Chile, esta tensión se siente con particular fuerza. Diseñadores y marcas que intentan articular una propuesta estética y ética que desafíe el modelo imperante enfrentan la maquinaria global que domina la moda, un sistema que privilegia la producción masiva, la estacionalidad acelerada y el espectáculo mediático.

Voces en pugna: el choque entre la rebeldía y la realidad

Por un lado, figuras consagradas y emergentes reclaman un giro hacia una moda más consciente. “No trabajo siguiendo el plan de negocio tradicional. Mi creación no responde a ese proceso, quiero mostrar que es posible hacerlo distinto”, afirma Ellen Poppy Hill, diseñadora chilena radicada en Londres, quien encarna la resistencia desde la creatividad y la independencia.

Otros, como Yohji Yamamoto y Rei Kawakubo, reconocidos a nivel mundial, denuncian la avaricia de las grandes corporaciones, que han convertido la moda en un juego de intereses económicos alejados del consumidor y la expresión artística.

Sin embargo, la industria no es un adversario homogéneo. Algunos académicos, como Caroline Evans, advierten que la mayoría de los diseñadores críticos están firmemente arraigados en el sistema y que su antisistema es más una postura estética que una ruptura real con el capitalismo.

El dilema chileno: talento versus recursos

En Chile, las marcas que intentan incorporar valores feministas, anticapitalistas o sostenibles enfrentan un mercado desigual. Las grandes multinacionales cuentan con recursos y redes que las pequeñas y medianas empresas no poseen. Alexandra Cánovas, de la marca Las Culpass, sintetiza la situación: “Los grandes tiburones tienen los recursos, y las pequeñas sardinas el talento. No es un juego justo, pero con esas reglas nos toca jugar”.

Este choque de fuerzas no solo es económico, sino también cultural. La moda rápida y el lujo global impactan en las formas de consumo locales, haciendo difícil consolidar un mercado que valore la creación crítica y ética.

¿Moda como resistencia o adaptación?

La escena chilena muestra una disonancia cognitiva que refleja la global: ¿es posible cambiar el sistema desde adentro sin ser absorbido por él? ¿Puede la moda ser un espacio para la crítica social y política cuando su base es la venta y el consumo?

La experiencia internacional indica que la mayoría de los radicales libres terminan claudicando, y que las multinacionales neutralizan intentos de desaceleración o humanización. Pero también hay signos de transformación: el auge de colecciones con mensajes políticos, la visibilización de procesos productivos más sostenibles y la emergencia de diseñadores que priorizan la narrativa y la identidad sobre la mera estética.

Conclusiones a la luz del debate

Queda claro que la moda chilena está en un cruce de caminos. La tensión entre la creatividad antisistema y las demandas del mercado global crea un escenario de confrontación y adaptación constante.

La industria demanda talento, pero también recursos y estructuras que aún son escasas para las propuestas críticas. Sin embargo, la persistencia de estas voces disidentes es un síntoma saludable que desafía la homogeneidad y la superficialidad del negocio.

La moda, más que un simple vestuario, se revela como un campo de batalla simbólico donde se juegan identidades, valores y resistencias. La pregunta que queda para Chile y el mundo es si esa resistencia puede sostenerse sin ser devorada, o si, como en un combate de gladiadores, la lucha misma es el espectáculo que alimenta al sistema.

Fuentes consultadas: The Business of Fashion (BOF 500, 2025), entrevistas a diseñadores internacionales y chilenos, análisis académicos de Caroline Evans, reportajes de EL PAÍS y La Tercera sobre moda crítica y sostenible.