
Un país marcado por el fuego, la sed y el calor extremo. España enfrenta en la última década un escenario climático que ya no puede calificarse como natural. Las sequías, incendios, olas de calor e inundaciones se han intensificado y multiplicado en frecuencia y gravedad, dejando una estela de destrucción y sufrimiento, según un detallado informe del CSIC encargado por Greenpeace publicado a mediados de noviembre de 2025.
“En mis 58 años, fue la primera vez que tuvimos que alimentar a los animales durante toda la primavera y verano, sin pastos”, recuerda José Manuel Benítez, ganadero ecológico en la Sierra de Huelva. Su testimonio refleja un fenómeno que afecta a miles de productores: sequías que no solo reducen la disponibilidad de forraje, sino que disparan los precios de insumos básicos. El déficit hídrico aumentó hasta un 25% en algunos episodios recientes, y la superficie afectada se multiplicó por cuatro en 2022 respecto a décadas anteriores.
Pero no solo la falta de agua golpea al medio rural. Fina Gómez, dueña de un restaurante en Las Médulas, aún lamenta el incendio que este verano arrasó castaños centenarios y parte de un paisaje declarado Patrimonio de la Humanidad. El riesgo medio de incendios aumentó más de un 15% en episodios recientes, según el estudio. Gómez no duda en señalar la gestión deficiente y la falta de prevención como causas que agravaron la tragedia.
En Huelva, Ana Pinto —jornalera y representante de Jornaleras de Huelva en Lucha— describe jornadas de trabajo bajo plásticos con temperaturas que alcanzaron los 52 grados Celsius. Las olas de calor de 2023 fueron hasta 2,2 grados más calientes que en periodos históricos previos. Estos extremos no solo elevan las cifras oficiales de muertes atribuibles al calor (más de 670 en un solo episodio), sino que deterioran la calidad de vida y la salud laboral de miles de trabajadores vulnerables.
“A veces la gente no bebe para no perder tiempo y evitar regaños, exponiéndose a desmayos y golpes de calor”, denuncia Pinto, poniendo rostro humano a una crisis que se siente en la calle y en los campos.
La gota fría que azotó Catarroja en octubre de 2024 dejó 229 muertos y un pueblo en ruinas. Teresa Navarro, dueña del pub Titto Barroco, vivió la tragedia en carne propia: 170 centímetros de agua inundaron su local y dejaron incomunicada a su familia por días. A un año del desastre, muchas víctimas aún no se recuperan y enfrentan la incertidumbre de vivir en zonas cada vez más vulnerables.
“Pensamos en irnos, pero aquí está nuestra gente, nuestra vida. Y no hay un lugar seguro”, relata Navarro, reflejando la angustia de quienes no encuentran refugio frente a un clima cada vez más imprevisible.
Mientras el consenso científico del CSIC y Greenpeace es claro al atribuir estos fenómenos al calentamiento global provocado por el hombre, las voces en el terreno no siempre coinciden. Fina Gómez apunta a fallas en la prevención y manejo forestal, señalando que la falta de desbroce y recursos fue crucial para que el incendio se descontrolara.
Por su parte, sectores políticos y sociales llaman a la acción urgente, pero también advierten sobre la necesidad de políticas que consideren las realidades locales y socioeconómicas para no dejar a nadie atrás.
El cambio climático ya no es una amenaza lejana, sino una realidad que condiciona el presente de España. Las sequías prolongadas, incendios forestales devastadores, olas de calor extremas e inundaciones mortales son síntomas inequívocos de un planeta en transformación acelerada.
Este diagnóstico obliga a repensar las estrategias de adaptación y mitigación, combinando ciencia, gestión territorial y justicia social. La historia que nos cuentan los afectados —ganaderos, jornaleras, comerciantes y familias enteras— es un llamado urgente a la acción integrada y a la construcción de resiliencia en todos los niveles.
Solo entendiendo la complejidad de estos fenómenos y sus múltiples causas podremos enfrentar con éxito las pesadillas que el cambio climático ya nos ha impuesto.
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Fuentes: Informe del CSIC para Greenpeace (2025), testimonios directos recogidos por EL PAÍS, análisis científicos y declaraciones oficiales.
2025-10-27
2025-10-16