
El accidente que el 4 de mayo de 2025 terminó con la vida de una niña argentina de 13 años en la comuna de Los Lagos, Región de Los Ríos, ha dejado una estela de preguntas y reflexiones sobre seguridad vial, condiciones climáticas y el tratamiento de víctimas extranjeras en Chile. En la mañana de ese domingo, el vehículo familiar perdió el control debido a la densa niebla que cubría la ruta T-39, que conecta Los Lagos con Panguipulli, impactando contra las barreras de contención del puente Malihue.
“Alrededor de las 07:00 horas, se suscitó un accidente de tránsito tipo choque con posterior volcamiento que involucró a personas de nacionalidad argentina”, informó el teniente Cristián Monsalve de la Sección de Investigación de Accidentes de Tránsito (SIAT). La niña falleció en el lugar debido a la gravedad de sus lesiones, mientras que los otros ocupantes, dos adultos y otro menor, resultaron con heridas pero fuera de riesgo vital.
Desde el ámbito policial y de seguridad vial, la investigación ha puesto énfasis en las condiciones climáticas adversas y la señalización de la ruta. Expertos en transporte han señalado que la T-39, aunque es un corredor importante para el turismo y la conectividad regional, presenta tramos con poca visibilidad y curvas peligrosas, lo que, sumado a la niebla, aumenta el riesgo de accidentes graves.
En contraste, voces desde la comunidad local y organizaciones de derechos humanos han cuestionado la falta de infraestructura adecuada y la ausencia de campañas preventivas específicas para la temporada invernal, cuando la niebla y las lluvias son más frecuentes. “No podemos permitir que la falta de inversión y prevención siga cobrando vidas, sobre todo cuando se trata de familias que vienen a disfrutar de la región”, señaló una representante de una ONG regional.
Desde la perspectiva argentina, este accidente ha reabierto el debate sobre la protección y asistencia a ciudadanos en tránsito por Chile. Familias y autoridades argentinas han solicitado a ambos gobiernos reforzar protocolos de apoyo para turistas y viajeros, especialmente en zonas de alta accidentabilidad.
A más de seis meses del accidente, las autoridades regionales han anunciado un plan de mejora en la señalización y la implementación de sistemas de alerta meteorológica en tiempo real para la ruta T-39. Sin embargo, la comunidad sigue dividida entre quienes consideran estas medidas insuficientes y quienes valoran el avance como un paso necesario.
Este episodio trágico expone la compleja intersección entre factores naturales, infraestructura vial y políticas públicas. La pérdida de una niña en circunstancias tan evitables pone en evidencia la urgencia de un enfoque integral que considere no solo la prevención técnica, sino también la dimensión humana y social de la seguridad vial.
En definitiva, el accidente en Los Ríos no es solo una historia de fatalidad, sino un llamado a la reflexión sobre cómo Chile enfrenta los riesgos asociados a sus rutas y la atención a quienes transitan por ellas, sean nacionales o extranjeros. La tragedia ha dejado una marca indeleble en la región y en las familias involucradas, y su memoria debe impulsar cambios profundos y sostenibles.
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Fuentes: La Tercera, Carabineros de Chile, Sección de Investigación de Accidentes de Tránsito (SIAT), ONG regionales de Los Ríos, declaraciones oficiales de autoridades argentinas.