Estados Unidos impone arancel del 100% a películas extranjeras: un giro proteccionista que reconfigura la industria global del cine

El 4 de mayo de 2025, el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció la imposición de un arancel del 100% a todas las películas producidas en el extranjero que ingresen al mercado estadounidense. Esta medida busca revitalizar una industria cinematográfica que, según el mandatario, "está muriendo a una velocidad muy rápida" y que enfrenta la fuga de sus creadores y estudios a otros países.

Este anuncio, publicado inicialmente en su cuenta de Truth Social, desató un terremoto en la industria global del cine y en las relaciones comerciales internacionales. Trump argumentó que otros países ofrecen incentivos para atraer a cineastas estadounidenses, lo que está "devastando" a Hollywood y representa, en su visión, una amenaza a la seguridad nacional."¡Queremos que las películas se hagan en Estados Unidos otra vez!", sentenció.

Perspectivas encontradas: ¿protección o aislamiento?

Desde el ala conservadora estadounidense, la medida fue celebrada como un acto necesario para proteger empleos y la soberanía cultural. Varios congresistas republicanos respaldaron la iniciativa, señalando que la industria del entretenimiento es un motor económico y un símbolo de identidad nacional que no puede ser sacrificada en nombre del libre comercio.

Sin embargo, sectores liberales y expertos en comercio exterior han alertado sobre los riesgos de esta política. La imposición de un arancel tan elevado podría desencadenar represalias comerciales y aislar a Estados Unidos en un mercado cada vez más globalizado, además de encarecer el acceso a contenidos culturales para los consumidores. Organizaciones internacionales y países afectados han expresado su preocupación ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), calificando la medida como una barrera proteccionista sin precedentes.

Impacto regional y global

En América Latina, donde las producciones cinematográficas estadounidenses tienen gran penetración, la medida ha generado incertidumbre. Productores locales temen que esta dinámica pueda alterar las cadenas de distribución y afectar la colaboración internacional, mientras que gobiernos analizan su impacto en tratados comerciales vigentes.

En Europa y Asia, la reacción ha sido de rechazo y advertencia. La Unión Europea y China han señalado que la medida podría ser considerada discriminatoria y contraria a las normas multilaterales, y han dejado abierta la posibilidad de iniciar disputas legales y arancelarias.

Voces desde la industria

Diversos actores del cine han expresado opiniones divididas. Algunos productores estadounidenses apoyan la medida, argumentando que reavivará la producción local y creará empleo. Otros, en cambio, advierten que la globalización ha sido clave para la diversidad creativa y el acceso a mercados internacionales, y que la medida podría ahogar la innovación y encarecer la producción.

Constataciones finales

El arancel del 100% a películas extranjeras representa una apuesta audaz por la protección de la industria nacional en un contexto de globalización cultural y económica. Sin embargo, su aplicación ha evidenciado tensiones profundas entre la defensa del empleo local y el riesgo de aislamiento comercial y cultural. La medida ha reabierto el debate sobre el equilibrio entre soberanía económica y apertura global, y ha puesto en jaque las reglas del comercio internacional en el sector audiovisual.

Lo que está claro, a más de seis meses de su implementación, es que Estados Unidos ha optado por un camino que redefine las fronteras del cine y la cultura en el siglo XXI, con consecuencias que aún se están desplegando en el tablero global. La pregunta que queda flotando es si esta estrategia logrará revitalizar Hollywood sin sacrificar su influencia y diversidad en el mundo.