La migración en Chile crece y redefine el tejido social: un 8,8% de la población nacional es extranjera

La migración en Chile crece y redefine el tejido social: un 8,8% de la población nacional es extranjera
Actualidad
Sociedad
2025-11-28
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- Un 8,8% de la población chilena es migrante, alcanzando 1,6 millones de personas.

- La mayoría proviene de Venezuela, desplazando a Perú como principal país de origen.

- Las regiones norteñas y la Metropolitana concentran la mayor proporción, tensionando recursos y políticas locales.

Chile enfrenta una transformación demográfica profunda y visible. Según datos oficiales del Censo 2024, la población migrante alcanzó el 8,8% del total nacional, con 1.608.650 personas. Esta cifra representa un salto exponencial desde 2017, cuando apenas llegaban a 746.000, y refleja un fenómeno que ha madurado en el tiempo, con consecuencias sociales, económicas y políticas que ya no pueden soslayarse.

Orígenes y evolución: Venezuela toma la delantera

El cambio más notable es la composición por nacionalidades. Por primera vez, los venezolanos constituyen el grupo mayoritario, con un 41,6% del total migrante, superando a los peruanos (14,5%) y colombianos (12,3%). Este viraje responde a la crisis política y económica en Venezuela que ha impulsado una migración masiva en el último lustro.

Impacto regional: Norte en tensión, Metropolitana en expansión

La distribución territorial no es homogénea. Las regiones de Tarapacá (23,2%), Antofagasta (19,7%) y Arica y Parinacota (14,9%) lideran en proporción de migrantes respecto a su población. Estas zonas, tradicionalmente con economías ligadas a la minería y el comercio fronterizo, enfrentan desafíos en infraestructura, servicios y cohesión social.

Por otro lado, la Región Metropolitana concentra el 60% de los migrantes, consolidándose como el principal polo de atracción urbana, con todas las tensiones que esto implica en vivienda, empleo y seguridad.

Voces en pugna: entre integración y resistencia

Desde el ámbito político, las respuestas son disímiles y reflejan la polarización nacional. Algunos sectores de izquierda y organizaciones sociales abogan por políticas inclusivas que reconozcan el aporte económico y cultural de los migrantes, enfatizando la necesidad de regularización y acceso a derechos básicos.

En contraste, grupos conservadores y autoridades locales en el norte expresan preocupación por el impacto en el empleo informal, la saturación de servicios públicos y la percepción de inseguridad.

Gabriel Mendes Borges, experto en demografía de la Cepal, señala que Chile supera el promedio mundial de migración, situándose en un punto crítico que exige respuestas estructurales.

Realidades socioeconómicas y desafíos futuros

El perfil demográfico también marca diferencias: la población migrante es más joven, con un promedio de 33,5 años, cinco menos que la población chilena nativa, lo que implica una fuerza laboral potencialmente activa y dinámica.

Sin embargo, la precariedad laboral, la informalidad y las barreras administrativas persisten, limitando el pleno aprovechamiento de este capital humano.

Constataciones finales

La migración en Chile no es un fenómeno pasajero ni homogéneo. Se trata de un proceso que ha ido madurando y que hoy redefine la composición social y política del país. La coexistencia de perspectivas encontradas, desde la integración hasta la resistencia, revela una tensión inherente a toda transformación profunda.

Lo que está en juego no es solo la cifra, sino la capacidad del país para construir un modelo inclusivo, justo y sostenible, que reconozca la diversidad como un activo y no como una amenaza.

El desafío es mayúsculo y obliga a abandonar la mirada simplista y fragmentada, para asumir una conversación nacional con contexto, profundidad y pluralidad de voces.