Corea del Norte pone en marcha su destructor multipropósito: una nueva era de tensión en la península coreana

Una nueva pieza en el tablero bélico de Asia Oriental ha emergido con la reciente botadura del destructor multipropósito norcoreano, bautizado como clase Choe Hyon. El 25 de abril de 2025, en Nampho, Kim Jong Un presentó este buque de guerra de 5.000 toneladas, construido en apenas 400 días, según reportó la agencia estatal KCNA. Equipado con lo que Pyongyang califica como "las armas más potentes", el destructor simboliza un salto estratégico en la capacidad naval norcoreana, apuntando a una flota capaz de operar en alta mar y realizar ataques preventivos con mayor alcance y precisión.

Desde el podio, Kim Jong Un enfatizó que la seguridad de Corea del Norte enfrenta una "situación muy grave" y que este nuevo buque representa una respuesta directa a lo que describe como provocaciones constantes de Estados Unidos y Corea del Sur. "La capacidad de realizar ataques preventivos es la disuasión de guerra más convincente", afirmó el líder norcoreano. Esta declaración no solo reafirma la doctrina de autodefensa de Pyongyang, sino que también subraya la percepción de amenaza que tiene frente a las maniobras militares conjuntas entre Seúl y Washington.

Por su parte, Seúl y Washington han mantenido que sus ejercicios militares conjuntos, que incluyen el despliegue regular de bombarderos estratégicos B-1B, son medidas legítimas para fortalecer la defensa frente a las amenazas norcoreanas. Desde Corea del Sur, funcionarios han señalado que estas maniobras buscan preservar la estabilidad regional y disuadir agresiones. Sin embargo, para Pyongyang, estas acciones son provocaciones que justifican la modernización acelerada de su arsenal, incluido el destructor y la reciente exhibición de un submarino nuclear en construcción.

Las voces dentro de la región reflejan esta polarización. Expertos en seguridad advierten que la introducción de esta clase de buques multipropósito podría alterar el equilibrio naval en la península, incrementando el riesgo de incidentes y escaladas no deseadas. Un analista surcoreano comentó a Reuters que "la capacidad de Corea del Norte para proyectar poder en alta mar representa un desafío sin precedentes para la alianza EE.UU.-Corea del Sur". Mientras tanto, en Pyongyang, la propaganda oficial celebra el destructor como un símbolo de soberanía y resistencia frente a las potencias extranjeras.

Este episodio no es un hecho aislado, sino parte de un patrón más amplio que ha visto a Corea del Norte avanzar rápidamente en tecnologías militares, desde misiles balísticos hasta plataformas navales, en un contexto de tensiones que han persistido durante décadas. Los primeros misiles balísticos lanzados tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca en enero de 2025 y la construcción acelerada del destructor evidencian una escalada que ya se ha materializado en hechos concretos.

En definitiva, la botadura del destructor multipropósito marca un punto de inflexión que obliga a repensar las estrategias de seguridad en la península coreana. La coexistencia de discursos confrontacionales y posturas defensivas muestra una región atrapada en un ciclo de desconfianza y preparación bélica. La pregunta que queda en el aire es si estas acciones conducen a una nueva era de equilibrio disuasivo o si, por el contrario, abren la puerta a una escalada que podría tener consecuencias imprevisibles para toda Asia Oriental.