
Un acuerdo que cambia las reglas del juego en la minería del litio chileno
El 28 de abril de 2025, la Fiscalía Nacional Económica (FNE) aprobó la asociación entre Codelco y SQM para la producción y comercialización de litio en el Salar de Atacama, tras ocho meses de análisis exhaustivo. Esta alianza, que contempla una doble fase de administración —primero bajo control de SQM hasta 2030 y luego de Codelco hasta 2060— busca consolidar a Chile como actor clave en la transición energética global.
Sin embargo, lo que a simple vista parece un avance hacia la estabilidad y la proyección de inversiones a largo plazo, ha desatado un complejo escenario de disputas y desafíos que aún no terminan de resolverse.
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Desde sectores empresariales y gubernamentales, el acuerdo es valorado como un paso necesario para dar certidumbre a una industria estratégica. 'Este pacto aporta transparencia y estabilidad en un mercado global marcado por la volatilidad y la competencia feroz entre potencias,' afirmó un vocero de Codelco.
No obstante, voces críticas advierten que la concentración del control del litio en manos de dos gigantes puede limitar la competencia y abrir la puerta a prácticas monopólicas, pese a las medidas de mitigación impuestas por la FNE. Además, la influencia de Tianqi Lithium —accionista de SQM— que intentó bloquear el acuerdo mediante acciones judiciales, revela las tensiones que persisten en torno a esta industria.
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El punto más espinoso es la consulta indígena, que no solo afecta este proyecto, sino que pone en jaque la Estrategia Nacional del Litio. La etnia atacameña, con creciente capacidad para facilitar, demorar o impedir iniciativas en los salares, reclama un rol central en la toma de decisiones.
La consulta indígena, aún pendiente, se ha convertido en un factor decisivo para la viabilidad del acuerdo y para la legitimidad social de la explotación minera. Desde las comunidades atacameñas, se reclama reconocimiento y participación real, mientras que desde el gobierno se busca definir con claridad las atribuciones y actores legítimos para evitar la proliferación de grupos de presión ad-hoc.
'No se trata solo de recursos, sino de respeto a nuestros territorios y a nuestra historia,' señala una representante atacameña, mientras que un funcionario estatal subraya la necesidad de evitar que demandas múltiples e imprecisas bloqueen proyectos estratégicos.
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Este acuerdo no puede entenderse sin considerar el contexto internacional. La guerra comercial entre Estados Unidos y China ha puesto a Chile en un rol estratégico, ya que el litio es un insumo crítico para las tecnologías del futuro, desde baterías hasta energías renovables.
La alianza Codelco-SQM busca fortalecer la posición chilena frente a esta disputa global, garantizando el suministro y control de un recurso clave. Sin embargo, la incertidumbre política interna y las tensiones sociales pueden minar este objetivo.
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Este episodio revela que la explotación de recursos estratégicos en Chile ya no es solo un asunto técnico o económico, sino un campo de batalla donde convergen intereses políticos, sociales y geopolíticos.
La alianza Codelco-SQM marca un hito en la minería nacional, pero su éxito dependerá de cómo se manejen las demandas indígenas, la competencia económica y las presiones internacionales.
La claridad regulatoria, el respeto a los derechos de las comunidades y la transparencia serán claves para que este acuerdo no se convierta en otro capítulo de conflictos y frustraciones.
Chile enfrenta así una encrucijada: consolidar su liderazgo en el litio con responsabilidad y visión de largo plazo, o arriesgarse a perpetuar divisiones que podrían socavar uno de sus activos más valiosos para el futuro.