
Un presidente en guerra con la narrativa mediática
El 28 de abril de 2025, Donald Trump acusó a medios emblemáticos como Washington Post, ABC News y New York Times de estar "enfermos" y de publicar exclusivamente artículos negativos en su contra. Esta declaración, emitida a través de su red social Truth Social, no fue un exabrupto aislado, sino la culminación de meses de tensión entre la Casa Blanca y la prensa tradicional. Trump calificó a estos medios de "enemigos del pueblo" y los acusó de fraude electoral, denunciando una supuesta campaña sistemática para deslegitimar su gestión.
En paralelo, encuestas de esos mismos medios y otros centros como Pew Research Center y NBC News mostraron una caída significativa en la aprobación presidencial, con cifras que oscilan entre el 39% y el 42%, frente a niveles superiores al 45% apenas dos meses antes. Este escenario evidenció un contexto de desaprobación creciente, que alimentó la narrativa de Trump sobre una prensa hostil y parcial.
Perspectivas encontradas: entre la crítica y la defensa de la prensa
Desde sectores conservadores y seguidores del expresidente, las acusaciones fueron recibidas como un llamado a cuestionar la objetividad de los grandes medios, considerados por ellos como parte de una élite comunicacional que busca manipular la opinión pública. "Están afectados por una obsesión patológica contra Trump", afirmó el propio mandatario, reforzando la idea de un sesgo deliberado.
Por otro lado, analistas políticos y medios críticos argumentan que la caída en la aprobación refleja una evaluación ciudadana genuina, basada en hechos y políticas públicas. Desde esta óptica, la cobertura negativa no es producto de una conspiración, sino una respuesta a los resultados y controversias del gobierno.
Además, expertos en comunicación advierten sobre los riesgos de la polarización informativa: la desconfianza hacia la prensa puede erosionar la calidad del debate democrático y fomentar la búsqueda de fuentes alternativas, muchas veces menos rigurosas o con agendas partidistas.
Impacto regional y social: un espejo para las democracias latinoamericanas
En América Latina, la confrontación entre Trump y la prensa estadounidense ha sido observada con atención, dado el papel de Estados Unidos como referente político y mediático. La dinámica de deslegitimación de medios y la fragmentación informativa resuena en países con democracias frágiles y crisis de confianza institucional.
En Chile, por ejemplo, este episodio invita a reflexionar sobre la importancia de mantener un periodismo independiente y plural, que no solo informe sino que también contribuya a la cohesión social en tiempos de polarización.
Verdades ineludibles y consecuencias a mediano plazo
La evidencia empírica confirma un descenso en la aprobación presidencial de Trump en 2025, coincidente con un aumento en la cobertura crítica de los principales medios. Sin embargo, la interpretación de esta relación depende del prisma ideológico y la confianza depositada en las fuentes informativas.
Lo que resulta indiscutible es que la batalla entre Trump y la prensa ha profundizado la brecha comunicacional y social en Estados Unidos, con efectos que trascienden lo inmediato y amenazan la calidad del debate democrático.
Este episodio nos recuerda que la salud de una democracia no solo se mide en votos o políticas, sino también en la fortaleza de sus instituciones mediáticas y en la capacidad de sus ciudadanos para discernir, cuestionar y dialogar más allá de las trincheras ideológicas.
2025-11-12
2025-11-12