
Un hombre fue asesinado a tiros en Quilicura, sumándose a una preocupante ola de homicidios que en solo un fin de semana dejó cuatro víctimas fatales en la Región Metropolitana. El ataque ocurrió el 19 de octubre de 2025, cuando la víctima recibió un disparo en la parte posterior del tórax y falleció poco después en un centro asistencial.
Este hecho revive una tragedia que se remonta a meses atrás, cuando en abril de este mismo año, un hombre que había salido recientemente de prisión fue acribillado en la comuna, en lo que se sospecha fue un ajuste de cuentas. En aquella ocasión, dos sujetos en moto le dispararon varias veces, y la víctima murió pese a ser trasladada a un centro médico.
Estas muertes no solo evidencian un aumento en la violencia armada en sectores del norte de Santiago, sino que también abren una ventana a las complejas dinámicas sociales y criminales que atraviesan Quilicura y sus alrededores.
Desde la mirada oficial, las autoridades de seguridad pública han reconocido la gravedad del fenómeno. El fiscal Arturo Gómez, del Equipo Contra el Crimen Organizado y Homicidios (ECOH), señaló que las investigaciones se centran en pruebas balísticas y en la comparación de evidencias encontradas en el lugar con armas incautadas a sospechosos. Sin embargo, la ausencia de detenidos genera inquietud en la ciudadanía.
Por su parte, sectores políticos conservadores apuntan a la necesidad de endurecer las políticas de control y aumentar la presencia policial en zonas críticas, argumentando que la reincidencia delictual y la impunidad son factores que alimentan estos crímenes.
En contraste, voces desde la izquierda y organizaciones sociales advierten que el problema tiene raíces más profundas. Activistas y expertos en seguridad pública insisten en que la violencia es un síntoma de exclusión social, falta de oportunidades y una política penitenciaria que no logra la reinserción efectiva.
Para los vecinos de Quilicura, estos episodios son un golpe directo a la sensación de seguridad y calidad de vida. “Ya no podemos salir tranquilos a la calle, vivimos con miedo constante”, comenta una vecina del sector afectado. Las comunidades locales demandan respuestas claras y acciones concretas que vayan más allá del despliegue policial, incluyendo programas sociales y prevención del delito.
Los expertos en criminología destacan que la violencia en Quilicura no es un fenómeno aislado, sino que refleja un patrón que se observa en otras comunas periféricas de Santiago, donde la combinación de desigualdad, narcotráfico y deficiencias en el sistema judicial crea un caldo de cultivo para la violencia armada.
Cuatro homicidios en un solo fin de semana en la Región Metropolitana, con al menos uno vinculado a un hombre recién liberado de prisión, revelan la complejidad y persistencia de la violencia en zonas urbanas vulnerables. La respuesta institucional, aunque activa en lo investigativo, aún no logra frenar la escalada ni ofrecer soluciones integrales.
Las verdades que emergen de estos hechos apuntan a que la violencia en Quilicura es un fenómeno multifacético, donde la criminalidad, la política pública y el tejido social se entrelazan en un drama que no se resolverá con medidas superficiales.
La historia de estos crímenes invita a una reflexión profunda sobre las políticas de reinserción, el control del armamento y la necesidad de abordar las causas estructurales que perpetúan la violencia. Solo con un enfoque plural y sostenido en el tiempo será posible transformar un escenario que hoy parece condenado a repetir su tragedia.