
Un disparo que resonó más allá del carnaval. El 5 de octubre de 2024, durante la emblemática celebración del carnaval de los Mil Tambores en Valparaíso, un hecho violento interrumpió la alegría: Sebastián Valdés González efectuó disparos en medio de la multitud. Más de un mes después, la justicia resolvió con una medida contundente: prisión preventiva para el imputado, formalizado por delitos que incluyen homicidio frustrado, amenazas, lesiones menos graves, disparos injustificados y porte ilegal de arma de fuego.
“Por los hechos que tuvieron lugar el día 5 de octubre de 2024 en la celebración del carnaval de los Mil Tambores, el Ministerio Público había solicitado previamente en una orden de detención y entrada y registro a su domicilio. Esto se materializó este viernes por personal de Carabineros”, explicó el fiscal Hernán Martínez. La investigación no se detuvo allí: en el domicilio de Valdés se encontraron elementos relacionados con tráfico ilícito de drogas y una granada lacrimógena, lo que amplió el espectro de imputaciones.
Este caso no solo pone en el foco la violencia en espacios culturales, sino que también abre una grieta en el debate sobre la seguridad pública y el control de armas en Chile. Para sectores conservadores, la prisión preventiva es una señal necesaria de que la justicia actúa con firmeza para proteger la integridad ciudadana y garantizar el orden en eventos masivos. “No podemos permitir que la celebración cultural se convierta en un escenario de violencia descontrolada”, argumentan.
Sin embargo, voces desde organizaciones sociales y expertos en seguridad cuestionan la raíz del problema. Para ellos, “el foco no debe estar solo en la represión, sino en políticas integrales que aborden las causas de la violencia, incluyendo el acceso a armas y la exclusión social que afecta a jóvenes en regiones como Valparaíso”. Esta mirada apunta a que la criminalización aislada puede ser un parche insuficiente frente a un fenómeno más complejo.
Desde el ámbito regional, la comunidad porteña ha expresado sentimientos encontrados. Por un lado, la indignación por la interrupción violenta de una tradición cultural que representa identidad y resistencia. Por otro, la preocupación por la estigmatización de espacios públicos y jóvenes participantes de la cultura popular, que reclaman mayor inclusión y diálogo.
La medida cautelar de prisión preventiva contra Valdés González se presenta como una respuesta judicial firme, pero también como un punto de partida para un debate más amplio sobre la convivencia en espacios públicos y el rol del Estado en la prevención del delito.
En conclusión, este episodio revela la tensión entre seguridad y derechos sociales, entre control y participación ciudadana. La justicia ha actuado con rapidez y contundencia, pero las preguntas sobre las causas profundas y las soluciones duraderas permanecen abiertas. La tragedia del carnaval de Valparaíso no es solo un caso aislado, sino un síntoma de desafíos estructurales que el país debe enfrentar con políticas integrales y diálogo plural.
Fuentes consultadas incluyen declaraciones oficiales del Ministerio Público, reportes de Carabineros, análisis de organizaciones sociales regionales y expertos en seguridad pública.