El ciclón extratropical que transformó el sur de Chile: entre la tormenta y la política climática
A comienzos de abril de 2025, el sur de Chile enfrentó un fenómeno climático que, aunque anunciado con días de anticipación, desnudó las fragilidades en la preparación y respuesta ante eventos extremos. El ciclón extratropical que impactó desde la Región del Biobío hacia el sur trajo vientos de hasta 90 km/h y lluvias persistentes que se extendieron hasta la zona central, incluyendo Santiago, en días posteriores.
El desarrollo y la llegada de la tormenta
Según los pronósticos del meteorólogo Jaime Leyton y los modelos del Centro Europeo de Pronóstico de Mediano Plazo (ECMWF), una vaguada semiestacionaria frente a las costas chilenas generó una zona ciclogenética activa. Entre el 7 y 10 de abril, esta configuración permitió la formación y desplazamiento del ciclón extratropical, que inicialmente afectó la Patagonia y luego avanzó hacia el centro-sur del país.
Este fenómeno no fue un caso aislado: se inscribe en un patrón creciente de eventos climáticos extremos en la zona sur, donde las lluvias intensas y vientos fuertes han aumentado en frecuencia e intensidad en la última década, según estudios de la Dirección Meteorológica de Chile y académicos del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2.
Voces en tensión: perspectivas políticas y sociales
Desde el ámbito político, la discusión se dividió en torno a la gestión del riesgo y la inversión en infraestructura. Por un lado, sectores de oposición criticaron la falta de inversión en sistemas de alerta temprana y obras de mitigación, especialmente en zonas rurales y comunidades indígenas, donde las consecuencias fueron más severas. “Este ciclón evidenció la urgencia de políticas públicas que prioricen la adaptación climática y no solo la reacción post desastre”, afirmó la diputada María González (Frente Amplio).
El gobierno, por su parte, defendió las acciones tomadas, destacando la coordinación entre ONEMI, municipios y servicios de emergencia, y anunció un plan de fortalecimiento para la próxima temporada invernal. Sin embargo, expertos en cambio climático y organizaciones sociales remarcan que la respuesta debe ser integral, incluyendo educación comunitaria y reconocimiento de saberes locales.
Impactos visibles y consecuencias a mediano plazo
Las lluvias y vientos provocaron anegamientos, cortes de energía y daños en infraestructura vial en regiones como La Araucanía y Los Ríos. Comunidades rurales reportaron dificultades para acceder a servicios básicos durante días, mientras que en sectores urbanos, la acumulación de agua puso en evidencia déficits en el drenaje pluvial.
En el plano económico, la agricultura y la industria forestal sufrieron pérdidas cuantificadas en cientos de millones de pesos, según reportes de la Asociación de Productores Agrícolas del Sur (APAS). La recuperación, aunque en marcha, enfrenta desafíos por la persistencia de fenómenos climáticos similares.
Reflexiones finales
Este episodio climático, lejos de ser un simple evento meteorológico, se convirtió en un espejo que refleja las tensiones y contradicciones de un Chile que enfrenta el cambio climático sin consenso claro sobre prioridades ni estrategias. Las diversas perspectivas —desde la política, la ciencia y las comunidades afectadas— convergen en un punto: la necesidad de un enfoque que combine prevención, adaptación y justicia social.
Como concluye el informe conjunto de la Universidad de Chile y la Fundación Chile Sustentable, “el desafío no es solo prever la próxima tormenta, sino transformar el modelo de desarrollo para proteger a quienes más vulnerables son frente a la naturaleza en transformación”.
Así, el ciclón extratropical de abril 2025 no solo dejó huellas en el paisaje, sino que abrió un debate urgente sobre cómo Chile se prepara para su futuro climático.