La ofensiva de Trump contra la ciencia en EE.UU.: un pulso que redefine el futuro del conocimiento

La ofensiva de Trump contra la ciencia en EE.UU.: un pulso que redefine el futuro del conocimiento
Internacional
Estados Unidos
2025-11-29
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- Renuncia clave en la Fundación Nacional de Ciencias tras recortes masivos.

- Choque político sobre qué investigaciones merecen financiamiento.

- Éxodo científico y consecuencias globales para la innovación estadounidense.

Un golpe inesperado sacudió el mundo científico estadounidense cuando Sethuraman Panchanathan, director de la Fundación Nacional de Ciencias (NSF), presentó su renuncia el pasado abril. La salida de Panchanathan ocurre tras la cancelación de más de 400 premios de investigación y la presión para reducir a la mitad el presupuesto de la NSF, una agencia con un presupuesto anual de 9 mil millones de dólares. Este movimiento no solo simboliza un cambio en la política científica, sino que marca un giro profundo en cómo se concibe y financia la ciencia en Estados Unidos bajo la administración Trump.

Desde la óptica del gobierno republicano, la medida responde a una búsqueda de eficiencia y control ideológico. Según fuentes oficiales, la cancelación de subvenciones vinculadas a temas como diversidad, equidad, inclusión y desinformación responde a la orden ejecutiva de “restaurar la libertad de expresión”. Sin embargo, críticos advierten que estas decisiones representan un ataque directo a la independencia científica y al pluralismo académico.

La comunidad científica, por su parte, se encuentra en un estado de tensión y desconcierto. La Federación de Asociaciones de Ciencias del Comportamiento y del Cerebro denunció que los investigadores están atrapados en un “tira y afloja político que desperdicia tiempo y recursos valiosos”. Más aún, una encuesta reciente de la revista Nature muestra que un 32% más de científicos estadounidenses están considerando emigrar para continuar su trabajo en el extranjero, con destinos preferidos como Canadá, Alemania y Austria.

Este éxodo no solo afecta la capacidad investigativa del país, sino que también pone en riesgo su liderazgo global en innovación. Estados Unidos, históricamente un imán para talentos internacionales y cuna de múltiples premios Nobel, enfrenta ahora la paradoja de una política que, en nombre de la eficiencia y la ideología, podría socavar su futuro científico.

Desde el punto de vista político, la ofensiva revela profundas divisiones. Mientras la administración Trump defiende su agenda como un esfuerzo por corregir sesgos y promover una visión “neutral”, sectores progresistas y académicos alertan sobre un silenciamiento selectivo de temas críticos como el cambio climático, la diversidad y la salud pública.

Las consecuencias ya son visibles: la suspensión de investigaciones clave, el despido masivo de científicos federales y la cancelación de proyectos emblemáticos como un observatorio espacial de próxima generación, cuyo lanzamiento podría nunca concretarse. Estos hechos reflejan una estrategia que busca controlar no solo el financiamiento, sino también el contenido y la dirección de la investigación científica.

En definitiva, este pulso entre política e investigación científica plantea preguntas fundamentales sobre el rol de la ciencia en la sociedad y el futuro del conocimiento. Como advierte Alan Burdick, editor de Salud y Ciencia de The New York Times, “cuando nada es verdad, cualquier cosa puede ser verdad”. La batalla por la ciencia en Estados Unidos no solo es un conflicto interno, sino un espejo de las tensiones globales entre hechos, ideologías y poder.

Para el observador externo, queda claro que el desafío no es solo económico o administrativo, sino existencial: definir qué entendemos por ciencia y qué estamos dispuestos a sacrificar en nombre de una agenda política. La historia apenas comienza, y sus consecuencias serán decisivas para la innovación, la democracia y el conocimiento en el siglo XXI.

Fuentes: The New York Times, CNN, revista Nature, declaraciones oficiales de la NSF.