
En abril de 2025, durante la feria Expomin —el evento minero más relevante de Latinoamérica— se dio un paso significativo en la discusión sobre la sostenibilidad de la minería chilena. Chile acogió el primer evento minero carbono-neutral según el estándar Huella Chile del Ministerio del Medio Ambiente, un gesto simbólico que evidenció un compromiso público con la lucha contra el cambio climático. Sin embargo, a siete meses de aquel hito, la historia revela un escenario complejo, lleno de tensiones y desafíos que no se resuelven con declaraciones ni con buenas intenciones.
El objetivo declarado es ambicioso: alcanzar la carbono neutralidad en la minería para 2040. Líderes del sector, como María Teresa Ruiz Tagle, presidenta de CLG Chile, han subrayado que la meta no se limita a las grandes empresas mineras, sino que debe incluir toda la cadena de proveedores. “Lograr que toda esa cadena sea carbono neutral es un desafío enorme”, reconoció Ruiz Tagle, enfatizando la necesidad de apoyo y colaboración.
En la práctica, el mayor escollo está en el denominado alcance 3, que corresponde a las emisiones indirectas generadas por proveedores y contratistas. Ricardo Bosshard, director de WWF Chile, puntualizó que este es el principal desafío pendiente: “Es un desafío que debemos enfrentar entre todos”.
Desde la industria, voces como la de María Olivia Recart, directora de Lundin Mining, destacan avances concretos: “La gran mayoría de la minería se abastece hoy de energía renovable, lo que representa un gran avance”. Sin embargo, reconoce que el desafío se extiende más allá del consumo energético directo.
Por otro lado, sectores críticos advierten sobre los riesgos de que la sostenibilidad se convierta en una etiqueta más que en un cambio estructural. Organizaciones ambientales y comunidades locales han cuestionado la velocidad y profundidad de las transformaciones, señalando que la justicia ambiental y social debe ir de la mano con la descarbonización.
Un elemento que ha ganado protagonismo en este debate es el rol de la inteligencia artificial (IA). Pablo Zamora, presidente de Fundación Chile, destacó que la IA no solo permite optimizar procesos y reducir emisiones, sino que también ayuda a monitorear la megafauna y los ecosistemas afectados por la actividad minera. “La IA es fundamental para tomar mejores decisiones y desarrollar mecanismos predictivos”, afirmó.
Este enfoque tecnológico abre nuevas posibilidades, pero también plantea preguntas sobre la dependencia de soluciones digitales y la inclusión de actores más allá del sector empresarial.
A la luz de los hechos y las voces recogidas, se pueden concluir varias verdades fundamentales:
- El compromiso de la minería chilena con la carbono neutralidad es real y ha generado avances concretos, especialmente en la incorporación de energías renovables.
- El principal desafío radica en la reducción de emisiones indirectas, especialmente en la cadena de proveedores, un terreno donde la colaboración y el apoyo son indispensables.
- La innovación tecnológica, incluida la inteligencia artificial, emerge como una herramienta clave, pero su uso debe estar acompañado de una mirada crítica que integre justicia ambiental y social.
- Las tensiones entre progreso económico, sostenibilidad y equidad social siguen siendo el epicentro del debate, sin soluciones fáciles ni consensos definitivos.
Este balance invita a una reflexión profunda sobre el futuro de la minería en Chile: no solo como motor económico, sino como actor responsable en la crisis climática y social que enfrenta el país. La historia está en marcha, y su desenlace dependerá tanto de las decisiones políticas y empresariales como de la participación activa de la sociedad civil.