
Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura y figura emblemática del llamado 'Boom Latinoamericano', falleció el pasado abril de 2025, dejando tras de sí un legado que ha generado una reflexión profunda sobre el rumbo de la literatura y la cultura en América Latina.El 24 de abril de 2025, el escritor peruano-mexicano falleció, cerrando un capítulo fundamental en las letras del continente. Su obra, que abarca desde la crítica social hasta la exploración de dictaduras y conflictos históricos, ha sido objeto de análisis y debate en múltiples ámbitos, evidenciando la complejidad de su influencia.
Desde una mirada política, su muerte ha reavivado discusiones sobre la relación entre literatura y poder. Algunos sectores de la izquierda latinoamericana recuerdan a Vargas Llosa como un crítico feroz de las dictaduras y un defensor de las libertades civiles, aunque también cuestionan su posterior giro hacia posturas neoliberales y su apoyo a ciertos gobiernos conservadores.Como señaló la académica chilena Mariana Fuentes, "Vargas Llosa encarna las tensiones entre compromiso social y liberalismo individualista que atraviesan nuestra historia reciente".
Por otro lado, voces conservadoras destacan su valentía para enfrentar el autoritarismo y su contribución a la democratización cultural, reivindicando su legado como un baluarte contra la censura y la opresión.
En el plano académico y literario, su obra ha sido objeto de múltiples revisiones críticas. Su narrativa, que rompió con esquemas tradicionales al fusionar tiempo y espacio en estructuras complejas —como en La ciudad y los perros (1963)— abrió caminos para una lectura activa y participativa. Sin embargo, también ha sido cuestionada por su representación de ciertos grupos sociales y por la persistencia de una mirada andina y costeña que algunos consideran limitada.
Desde la sociedad civil, especialmente entre lectores jóvenes y colectivos culturales, su figura genera sentimientos encontrados. Mientras algunos lo veneran como un maestro de la palabra, otros lo critican por su alineamiento político y por lo que perciben como una distancia con las problemáticas actuales de los pueblos originarios y las nuevas generaciones.
Históricamente, Vargas Llosa formó parte de una generación que transformó la literatura latinoamericana en la década de 1960, junto a Julio Cortázar, Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes. Sus novelas, desde "La casa verde" hasta "La guerra del fin del mundo", trazaron una cartografía literaria que abarca desde los arenales peruanos hasta la selva amazónica, pasando por dictaduras y conflictos sociales. Este legado ha sido fundamental para entender no solo la literatura, sino también la historia y la política latinoamericanas.
En definitiva, la muerte de Vargas Llosa representa el cierre simbólico de una época dorada y compleja de la literatura en América Latina. Su obra y figura continuarán siendo objeto de estudio, admiración y controversia, reflejando las múltiples tensiones que atraviesan la región. Como concluye el periodista y escritor Sergio Ramírez, "la luz seguirá encendida, aunque la puerta se cierre", invitándonos a mirar hacia adelante sin olvidar las huellas del pasado.
2025-11-08