Harvard demanda a Trump por congelación de fondos públicos: Un enfrentamiento que desnuda la crisis entre política y academia

Harvard demanda a Trump por congelación de fondos públicos: Un enfrentamiento que desnuda la crisis entre política y academia
Internacional
Estados Unidos
2025-11-29
Fuentes
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- Congelación millonaria de fondos federales a Harvard y otras universidades de élite.

- Choque frontal entre gobierno y academia por acusaciones de antisemitismo y control ideológico.

- Impacto directo en investigación científica clave para enfermedades y tecnología.

El pulso entre la Universidad de Harvard y la administración de Donald Trump ha escalado hasta convertirse en un símbolo de la tensión entre poder político y autonomía académica en Estados Unidos. El 22 de abril de 2025, Harvard presentó una demanda contra el gobierno tras la congelación de aproximadamente US$2 mil millones en fondos federales destinados a investigaciones. Esta acción judicial representa un choque que va más allá de lo económico: pone en escena la disputa sobre el rol de las universidades en la sociedad y la influencia política en sus decisiones internas.

Orígenes y evolución del conflicto

La controversia comenzó cuando la Casa Blanca acusó a Harvard y otras instituciones de la Ivy League de no proteger adecuadamente a estudiantes judíos durante protestas pro-Palestina y de promover una agenda ideológica contraria a los intereses del gobierno.En respuesta, el gobierno congeló fondos federales multimillonarios, argumentando la necesidad de revisar programas y políticas universitarias. Harvard rechazó estas acusaciones y calificó la medida como una "toma de control" que amenaza su independencia.

Alan M. Garber, presidente de Harvard, afirmó que "las consecuencias de los excesos del gobierno serán graves y duraderas" y denunció que la congelación afecta investigaciones cruciales en cáncer pediátrico, Alzheimer y Parkinson. Además, la demanda sostiene que el gobierno no ha presentado evidencia racional que vincule las preocupaciones sobre antisemitismo con la suspensión de fondos para investigación científica.

Perspectivas encontradas

Desde el gobierno, la narrativa sostiene que la ayuda federal no debe financiar instituciones que, según ellos, fallan en garantizar derechos civiles y fomentan ideologías políticas en sus campus. En un comunicado, la Casa Blanca declaró que "el dinero fácil de la asistencia federal a instituciones como Harvard está llegando a su fin", responsabilizando a las universidades de enriquecerse con fondos públicos sin rendir cuentas.

Por otro lado, Harvard y sus defensores, incluyendo figuras como el expresidente Barack Obama, califican la medida como ilegal y un ataque a la libertad académica. Garber reconoció problemas de antisemitismo en el campus pero destacó los esfuerzos institucionales para abordarlos, incluyendo grupos de trabajo y la publicación de informes.

La opinión pública estadounidense también está dividida. Encuestas recientes muestran una caída en la confianza hacia la educación superior, especialmente entre sectores conservadores, quienes perciben a las universidades como espacios de adoctrinamiento político.

Consecuencias visibles y lecciones futuras

La disputa ha afectado no solo a Harvard, sino también a otras universidades como Cornell y Brown, con congelaciones de fondos por miles de millones de dólares. Esto pone en riesgo proyectos científicos de alto impacto y plantea preguntas sobre el financiamiento público a la educación superior.

Este enfrentamiento desnuda una tensión estructural: el equilibrio entre la autonomía universitaria y las condiciones políticas que acompañan el financiamiento estatal. La instrumentalización de recursos públicos para presionar agendas políticas puede socavar la investigación independiente y el pluralismo académico.

Por último, la controversia invita a reflexionar sobre el papel de las universidades en la sociedad contemporánea y cómo las disputas ideológicas pueden afectar su misión esencial. La demanda de Harvard es más que un reclamo económico; es una batalla por definir los límites del poder político sobre la educación y la ciencia.

En definitiva, este capítulo confirma que la relación entre Estado y academia en EE.UU. está en plena transformación, con consecuencias que podrían repercutir en el modelo global de educación superior y en la confianza pública hacia las instituciones científicas.