128 muertos en Hong Kong: la tragedia que expuso grietas en la seguridad urbana
Hong Kong enfrenta una de sus peores tragedias recientes tras el incendio que consumió parte del complejo residencial Wang Fuk Court, dejando un saldo oficial de 128 muertos, más de 79 heridos y un número aún incierto de desaparecidos, que oscila cerca de 150 personas sin contacto confirmado. A diez días del desastre, la ciudad aún se debate entre la conmoción, la búsqueda de responsabilidades y la reflexión sobre las fallas estructurales que permitieron la catástrofe.
El fuego que devoró un hogar
El incendio comenzó el 26 de noviembre en la planta baja de Wang Cheong House, un edificio de 32 pisos en obras, dentro del conjunto Wang Fuk Court. La rápida propagación fue facilitada por la combinación explosiva de materiales altamente inflamables, como planchas de poliestireno instaladas en ventanas, y el tradicional andamiaje de bambú, que actuó como combustible vertical, extendiendo las llamas a siete de los ocho edificios del complejo.
"El fuego se extendió con una velocidad inusual, superando todas las previsiones y dificultando el acceso de los equipos de rescate", explicó Andy Yeung, director del servicio de bomberos de Hong Kong. Más de 800 bomberos y decenas de vehículos trabajaron sin descanso, pero las condiciones extremas impidieron salvar a muchos residentes, especialmente a los adultos mayores, que constituyen un tercio de la población del complejo.
Voces enfrentadas: responsabilidades y críticas
La investigación oficial ha revelado fallas críticas en el sistema de alarma contra incendios, que no se activó en ninguno de los edificios afectados. Esto ha sido uno de los puntos más cuestionados por la opinión pública y expertos en seguridad urbana.
Por su parte, la policía ha detenido a cinco personas vinculadas a la empresa Prestige Construction & Engineering, encargada de las obras de remodelación, bajo sospechas de negligencia grave. "El uso de materiales no certificados y el incumplimiento de normativas son factores que deben ser esclarecidos y sancionados", señaló un portavoz policial.
Sin embargo, desde sectores empresariales y algunos representantes del gobierno local, se advierte sobre la complejidad de la gestión en una ciudad densamente poblada y con construcciones antiguas, donde la modernización enfrenta desafíos técnicos y económicos.
Impacto social y regional
Las familias afectadas, muchas de ellas de adultos mayores, claman por justicia y mejoras en la seguridad habitacional. Organizaciones sociales han convocado a movilizaciones para exigir reformas profundas en las normativas de construcción y protección civil.
En el plano regional, el incendio ha reabierto el debate sobre la coexistencia de métodos tradicionales, como el uso del bambú para andamios, con las exigencias de seguridad modernas. Además, la tragedia pone en evidencia la vulnerabilidad de los sectores populares en ciudades superpobladas y la necesidad de políticas públicas que prioricen la vida y la prevención.
Constataciones finales
El incendio de Wang Fuk Court no solo dejó un saldo trágico en vidas humanas, sino que evidenció fallas estructurales en la gestión urbana y de seguridad. La combinación de materiales inflamables, ausencia de alarmas funcionales y la precariedad en la infraestructura de viviendas públicas creó un escenario propicio para la catástrofe.
Las detenciones y la investigación en curso apuntan a responsabilidades concretas, pero también a un problema sistémico que atraviesa la planificación urbana de Hong Kong y otras metrópolis asiáticas.
Este episodio, doloroso y desgarrador, obliga a repensar cómo proteger a las poblaciones más vulnerables en contextos de alta densidad y modernización acelerada, sin sacrificar la seguridad ni la dignidad de sus habitantes.
Fuentes consultadas: Cooperativa.cl, El País, South China Morning Post, declaraciones oficiales del Servicio de Bomberos y Policía de Hong Kong.