Chile enfrenta una crisis demográfica profunda: la natalidad sigue en caída libre: El costo social y económico de una generación que no nace

Chile vive una crisis demográfica que ya no es una amenaza futura, sino una realidad palpable. En 2025, la tasa de fecundidad se ha desplomado a 0,88 hijos por mujer, una de las más bajas a nivel global, mientras que la natalidad apenas alcanza 8,7 nacidos vivos por cada mil habitantes. Este fenómeno, que parecía lejano hace solo una década, ahora pone en jaque la sustentabilidad económica y social del país.

Un problema con raíces profundas

La caída en la natalidad no es un accidente ni un fenómeno aislado. Se trata de un entramado complejo, donde convergen factores económicos, culturales y sociales. El alto costo de la vida, la precariedad laboral y la ausencia de redes de apoyo para la crianza forman un muro infranqueable para muchas parejas y mujeres que, en un acto de racionalidad, deciden postergar o renunciar a la maternidad y paternidad.

“No es una cuestión de voluntad, sino de condiciones. La maternidad hoy en Chile se enfrenta a barreras que la hacen inviable para gran parte de la población,” explica Angie Demierre, académica de Obstetricia de la UNAB, voz autorizada en la materia.

Voces en pugna: el debate político y social

El escenario se ha convertido en un campo de batalla entre distintas posturas. Desde la derecha, algunos sectores insisten en que el foco debe estar en la reactivación económica y la generación de empleo, confiando en que la mejora en las condiciones laborales revertirá la tendencia.“La solución pasa por recuperar la estabilidad y confianza en el mercado laboral,” argumentan.

En tanto, la izquierda y movimientos sociales insisten en la necesidad de políticas públicas integrales que aborden la corresponsabilidad parental, acceso universal a cuidados infantiles y reformas profundas en salud sexual y reproductiva. “No basta con incentivos económicos; se requiere un cambio cultural y estructural que permita a las personas decidir sin miedo ni sacrificios,” sostienen.

Impacto regional y social

Las regiones más afectadas son aquellas con menor desarrollo económico y servicios sociales precarios, donde la crisis demográfica se suma a la migración interna y el envejecimiento acelerado. Esto genera un círculo vicioso que tensiona aún más los sistemas de salud, educación y seguridad social.

Además, grupos feministas y organizaciones de derechos humanos han señalado que el peso desigual de las tareas de cuidado recae principalmente en las mujeres, perpetuando desigualdades y limitando sus proyectos de vida.

Constataciones y consecuencias

La evidencia es clara: Chile no solo está naciendo menos, sino que también envejece a un ritmo acelerado, y la mortalidad ha aumentado en los últimos años. La combinación de estos factores amenaza con frenar el crecimiento económico y desestabilizar los sistemas de pensiones y salud pública.

En este contexto, la ausencia de una política pública integral y coordinada se vuelve crítica. Las soluciones fragmentadas y los discursos polarizados han impedido hasta ahora un abordaje efectivo.

Al final, la crisis demográfica chilena es un espejo que refleja no solo la transformación de los proyectos de vida, sino también las fallas profundas de un modelo social que no ha sabido adaptarse a las nuevas realidades.

El desafío es mayúsculo: remover las barreras para que las personas puedan decidir libremente y en condiciones dignas si desean formar una familia. El futuro del país depende de ello, y el tiempo para actuar se agota.

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Fuentes: Carta al director de Angie Demierre (UNAB), datos oficiales del INE y análisis de organismos sociales y académicos en Chile.