
Un conflicto enquistado y sin tregua clara
Desde octubre de 2023, Israel y Hamás mantienen un pulso marcado por la retención de rehenes y la imposición de condiciones inamovibles para un alto al fuego. La última propuesta del grupo palestino, que exige la liberación total de los cautivos a cambio de un cese completo de hostilidades y la retirada de tropas israelíes de Gaza, ha sido categóricamente rechazada por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
"Recuperaremos a los rehenes sin rendirnos a Hamás", afirmó Netanyahu en abril de 2025, reafirmando que la ofensiva militar en Gaza no será detenida mientras persistan las demandas que considera inaceptables. Esta postura se ha mantenido firme pese a las manifestaciones internas en Israel, donde miles exigen un alto al fuego que permita la liberación de los cautivos.
Voces enfrentadas: seguridad vs. humanitarismo
Desde una perspectiva política israelí, la prioridad es la seguridad nacional y la derrota de Hamás, considerado un grupo terrorista. El rechazo a negociar bajo las condiciones impuestas por Hamás refleja un cálculo estratégico y simbólico: ceder podría significar perder los avances militares y políticos logrados, además de enviar un mensaje de debilidad.
Por otro lado, la sociedad civil israelí y diversas organizaciones internacionales han manifestado preocupación por el prolongado sufrimiento de los rehenes y la población civil en Gaza. La presión social para buscar soluciones diplomáticas y humanitarias se ha intensificado, aunque sin traducirse en cambios decisivos en la política oficial.
El rol de la comunidad internacional y la geopolítica regional
Estados Unidos, aliado clave de Israel, mantiene un papel activo pero discreto. La visita del vicepresidente estadounidense JD Vance en octubre de 2025 y las declaraciones conjuntas han subrayado la alianza estratégica, pero también la complejidad de intereses en juego.
Vance destacó la importancia de un "plan de paz en marcha" y la necesidad de construir una estructura de alianza en Oriente Próximo que beneficie tanto a Israel como a Estados Unidos. Sin embargo, la realidad sobre el terreno y las profundas divisiones políticas internas y regionales dificultan que esta visión se materialice rápidamente.
Los países árabes del Golfo, con quienes Israel ha avanzado en acuerdos diplomáticos, juegan un papel ambiguo: apoyan la estabilidad regional y la lucha contra grupos extremistas, pero también enfrentan presiones internas y externas para no alinearse completamente con Israel en este conflicto.
Conclusiones: un conflicto que redefine alianzas y expectativas
La situación actual muestra un estancamiento prolongado con costos humanos y políticos elevados. La firmeza de Netanyahu y la intransigencia de Hamás evidencian un choque de voluntades que no sólo afecta a las partes directamente involucradas, sino que también recalibra la diplomacia y la seguridad en Oriente Medio.
Es posible concluir que, aunque la alianza entre Israel y Estados Unidos se mantiene sólida, la ausencia de avances significativos en la negociación y la presión social por soluciones humanitarias crean una tensión creciente tanto dentro como fuera de Israel.
La tragedia de los rehenes y la población civil atrapada en Gaza continúa siendo un drama humano que desafía la lógica política y militar, recordándonos que en este conflicto las victorias y derrotas no son absolutas, y que la búsqueda de una solución duradera requerirá, más que nunca, una dosis de pragmatismo y humanidad.
Fuentes: La Tercera, Cooperativa.cl, declaraciones oficiales de Benjamin Netanyahu y JD Vance (2025).
2025-10-20