
Un vehículo que cae desde un paso nivel tras una colisión y un bus del sistema RED que queda colgando sobre la Autopista Central son dos sucesos ocurridos en la comuna de San Miguel que, a más de un mes de distancia, revelan una trama compleja de fallas humanas, estructurales y administrativas.
El 19 de abril de 2025, un bus del recorrido 107 del sistema RED chocó con un vehículo particular en Avenida Departamental, lo que provocó que la micro cayera parcialmente a la Autopista Central, dejando 11 personas heridas, incluyendo al conductor del bus y al del automóvil involucrado. La capitana Bárbara Villouta, oficial de ronda de Carabineros, informó que el conductor del vehículo particular no habría respetado un semáforo en rojo y que, además, presuntamente no portaba licencia ni documentos del móvil.“Un vehículo particular que transitaba por J.J. Prieto, en dirección sur a norte, al parecer no respetó una luz roja e impactó a un bus RED, el cual por proyección cayó a la Autopista Central. Tenemos nueve pasajeros lesionados, más el conductor y el conductor del vehículo menor”, señaló Villouta.
Tres meses después, el 22 de octubre, otro accidente similar se produjo en el mismo sector: un vehículo cayó desde el paso nivel Santa Rosa tras colisionar con otro automóvil, también en San Miguel. Según el oficial Jorge Espinoza, de la Prefectura Santiago Sur, las versiones de los conductores sobre el incidente difieren, pero queda claro que uno no respetó la luz roja del semáforo, desencadenando la caída.
Estos incidentes han puesto en el centro del debate la seguridad vial en zonas críticas de la capital, donde la infraestructura y la gestión del tránsito parecen insuficientes para prevenir accidentes de alta gravedad.
Desde el punto de vista de las autoridades de tránsito y Carabineros, la responsabilidad recae principalmente en la imprudencia de los conductores que no respetan las señales de tránsito. Sin embargo, expertos en urbanismo y seguridad vial advierten que esta mirada es parcial y no aborda el problema de fondo.
La académica en ingeniería civil, María Elena Rojas, afirma: “Estos accidentes evidencian una falta de adecuación de la infraestructura vial a la realidad del tráfico actual. Los pasos nivel y semáforos deben ser revisados y modernizados para evitar que un error humano tenga consecuencias tan graves.”
Por otro lado, organizaciones ciudadanas y vecinos de San Miguel han expresado su preocupación por la falta de información clara y medidas preventivas efectivas. “No es solo culpa de los conductores, sino de un sistema que no prioriza la seguridad de quienes transitan a diario por estos puntos,” señala un vocero vecinal.
A raíz de estos accidentes, las autoridades municipales y de transporte han anunciado planes para reforzar la señalización y mejorar la fiscalización en la comuna, pero estas medidas han sido consideradas insuficientes por diversos sectores.
Además, la discusión ha abierto un debate más amplio sobre la necesidad de replantear la planificación urbana y la gestión del tránsito en Santiago, especialmente en zonas con alta densidad y complejidad vial.
Los informes policiales y médicos confirman que, aunque las lesiones sufridas en ambos accidentes fueron en su mayoría leves, el potencial de tragedia fue alto y el impacto psicológico en los afectados considerable.
Finalmente, la verdad que emerge con claridad tras analizar estos sucesos es que la seguridad vial en San Miguel y en Santiago requiere un enfoque integral que combine responsabilidad individual, infraestructura adecuada y gestión pública eficiente. Ignorar cualquiera de estos aspectos solo perpetuará el ciclo de accidentes y sufrimiento.
Este episodio invita a la ciudadanía a reflexionar sobre la fragilidad de la vida urbana y la urgencia de políticas públicas que no solo reaccionen ante las tragedias, sino que las prevengan con planificación y compromiso real.
2025-10-18