La presencia femenina en la inteligencia artificial chilena: un avance con desafíos aún pendientes
La historia de la inteligencia artificial (IA) en Chile no es solo un relato de avances tecnológicos, sino también de la lucha por la inclusión y la representación femenina en un campo tradicionalmente dominado por hombres. Cinco mujeres —Bárbara Silva, Claudia López, Marcela Ruiz, Marina Tannenbaum y Paulina Assmann— emergen como protagonistas de esta transformación, cada una desde un ángulo distinto pero convergente en la necesidad de derribar barreras y construir un ecosistema más diverso y justo.
Desde el reconocimiento internacional de Marcela Ruiz, ganadora en 2024 del premio Woman In Tech en Dubai por su startup Acústica Marina, hasta la labor legislativa de Bárbara Silva, presidenta de la Mesa Técnica de Industria y Desarrollo de IA en el Senado, el país ha visto cómo la presencia femenina empieza a marcar la pauta en un sector que impacta desde la economía hasta la ética.
En 2024, el porcentaje de mujeres matriculadas en Ingeniería Informática en Chile aumentó del 10% al 31%. Este salto cuantitativo, destacado por Claudia López, profesora de la UTFSM, representa un avance significativo, aunque no exento de desafíos: la retención, la valoración en el ámbito profesional y la creación de ambientes laborales inclusivos siguen siendo asignaturas pendientes.
Las voces se multiplican y no ocultan las tensiones. Mientras Marina Tannenbaum, socia de Easybots, advierte que Chile aún está rezagado frente a economías más avanzadas en la adopción de IA, Paulina Assmann enfatiza la urgencia de cambiar percepciones culturales y laborales para que la maternidad y la carrera profesional no sean incompatibles.
Desde la mirada ética, Claudia López y Paulina Assmann alertan sobre los riesgos de la falta de diversidad: algoritmos con sesgos que afectan a mujeres y grupos vulnerables, un problema global que en Chile comienza a reconocerse y a abordarse.
“Sabemos que hay algunas IA que han resultado tener un peor funcionamiento para las mujeres y para otros grupos vulnerables, y algunas veces eso ha pasado por datasets que no tienen datos suficientes de mujeres”, señala López, mientras Assmann recuerda casos históricos donde la ausencia femenina en la investigación médica provocó muertes evitables.
En el Senado, la discusión se abre hacia políticas públicas que impulsen la inversión, la formación y la regulación. Bárbara Silva destaca la necesidad de un marco claro que permita a las empresas innovar con seguridad y a la sociedad confiar en estas tecnologías.
El contraste entre las perspectivas empresariales, académicas, políticas y sociales configura un escenario complejo, donde el progreso convive con la urgencia de cambios estructurales y culturales. La diversidad de género en IA no es solo una cuestión de justicia social, sino un requisito para el desarrollo sostenible y ético de la tecnología en Chile.
Conclusiones que se imponen: la presencia femenina en la inteligencia artificial chilena ha dado pasos relevantes, pero la batalla contra la subrepresentación y los sesgos continúa. El futuro del país en esta materia dependerá tanto de la capacidad técnica como de la voluntad política y cultural para integrar voces diversas y garantizar que la tecnología sirva a todos, sin excepciones.