
Chile y Francia han renovado un acuerdo que trasciende las fronteras del conocimiento astronómico y que, a cinco meses de su firma, comienza a mostrar sus primeras repercusiones en la comunidad científica nacional. El 15 de abril de 2025, la Pontificia Universidad Católica (UC) y el Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS) de Francia firmaron la renovación del convenio del Laboratorio Internacional de Investigación en Astronomía (FCLA), que también involucra a las universidades de Chile y de Concepción.
Este acuerdo no sólo garantiza la continuidad de una colaboración que ya lleva años, sino que abre la puerta a un trabajo más profundo y multidisciplinario, con un énfasis renovado en la integración de tecnologías como la inteligencia artificial y la exploración de nuevos campos como la ecología costera.
Desde la perspectiva académica, la renovación es vista como un trampolín para fortalecer la formación de estudiantes y la movilidad internacional. 'Tener este acuerdo es muy relevante para nuestros estudiantes, ya que pueden acceder a lugares donde se hace astronomía de muy alto nivel y le da una gran apertura al mundo', señaló Samuel Hevia, decano de la Facultad de Física UC.
Por su parte, el rector Juan Carlos de la Llera enfatizó la intención de extrapolar esta colaboración a otros ámbitos: 'Es una tremenda oportunidad que nos gustaría extrapolar a otros ámbitos del quehacer nacional, mirando no sólo al universo sino también al interior de nuestra tierra.'
En contraste, algunas voces en el ámbito científico regional advierten sobre los desafíos que implica mantener una cooperación internacional de largo plazo en un país con restricciones presupuestarias y prioridades cambiantes en investigación. Desde esta óptica, la continuidad del convenio es un logro notable, pero también un llamado a fortalecer las políticas públicas que sostienen la ciencia.
Para Francia, representada por Antoine Petit, presidente del CNRS, la alianza con Chile se inscribe en una estrategia de cooperación global que busca aprovechar las condiciones únicas del hemisferio sur para la observación astronómica, así como explorar áreas emergentes como el uso de IA para manejar grandes volúmenes de datos y la investigación en la Antártica.
En Chile, el impacto regional se siente especialmente en las universidades participantes y en centros como la Estación Costera de Investigaciones Marinas (ECIM) en Las Cruces, donde se está gestando la idea de un laboratorio internacional en sistemas socio-ecológicos costeros, siguiendo el modelo del laboratorio astronómico. Este enfoque interdisciplinario responde a preocupaciones ambientales y sociales de gran relevancia para las comunidades costeras y el país en general.
Desde la sociedad civil y el mundo académico, la noticia ha sido recibida con una mezcla de esperanza y cautela. Por un lado, existe entusiasmo por la posibilidad de que Chile se consolide como un polo de investigación de excelencia, capaz de atraer talento y recursos internacionales. Por otro, hay cuestionamientos sobre la distribución de beneficios y el acceso equitativo a estas oportunidades, especialmente para regiones fuera del eje central Santiago-Valparaíso.
La renovación del convenio entre la UC y el CNRS es un paso significativo que reafirma la posición de Chile en la astronomía mundial y abre caminos para la colaboración en nuevas áreas científicas. Sin embargo, esta alianza también pone en evidencia las tensiones inherentes a la ciencia globalizada: la necesidad de equilibrar intereses internacionales con las prioridades nacionales y regionales, y de garantizar que los avances tecnológicos y científicos se traduzcan en beneficios tangibles para la sociedad chilena en su conjunto.
El desafío ahora es mantener este impulso con políticas que fortalezcan la investigación, promuevan la inclusión y diversifiquen las áreas de conocimiento, para que la mirada hacia el cosmos y hacia la tierra sea una apuesta compartida y sostenible.
2025-10-12
2025-10-11