Incendio en Puerto Montt: Tres vidas perdidas y un debate sobre la seguridad urbana

Un fuego que consume más que madera y paredes

El 14 de abril de 2025, un incendio devastador arrasó dos inmuebles en la calle Vicente Pérez Rosales de Puerto Montt, dejando un saldo trágico de tres personas fallecidas y dos bomberos lesionados. Lo que comenzó en una antigua casa de madera se extendió rápidamente a un local comercial vecino, evidenciando la vulnerabilidad de las construcciones históricas y la cercanía entre ellas. Víctor Oyarzún, segundo comandante de Bomberos, señaló que el fuego fue violento y que la ausencia de cortafuegos complicó la contención.

Perspectivas enfrentadas: ¿responsabilidad del Estado o de la comunidad?

Desde el ámbito político, las críticas se han polarizado. Por un lado, sectores de oposición acusan al gobierno regional de negligencia, apuntando a la falta de inversiones en infraestructura segura y protocolos actualizados para zonas con construcciones antiguas. Un concejal de oposición afirmó: "Este incendio es la consecuencia de años de abandono y falta de políticas claras para proteger a nuestros barrios históricos".

Por otro lado, autoridades locales defienden la gestión realizada, resaltando la rápida respuesta de siete compañías de Bomberos y la disponibilidad de recursos hídricos para la emergencia. Además, insisten en la necesidad de que las comunidades colaboren en medidas preventivas y mantengan actualizados los planes de emergencia.

Impacto social y comunitario: voces desde Puerto Montt

La tragedia ha dejado una huella profunda en los vecinos, quienes denuncian la precariedad de las viviendas y la falta de apoyo estatal para la renovación urbana. Una vecina afectada comentó: "Vivimos con miedo, sabíamos que algo así podía pasar, pero nadie nos escuchaba". Organizaciones sociales han convocado a mesas de diálogo para exigir mayor participación ciudadana en la planificación urbana y políticas de protección social para familias en riesgo.

Conclusiones y desafíos a futuro

Este incendio no solo revela la fragilidad física de ciertos sectores urbanos, sino también las tensiones entre actores políticos, comunitarios y técnicos sobre cómo prevenir futuras tragedias. La investigación de la PDI y el Ministerio Público continúa, buscando esclarecer responsabilidades y causas precisas.

De esta tragedia emerge una realidad clara: la seguridad urbana en ciudades con patrimonio histórico requiere un enfoque integral que combine inversión, regulación efectiva y participación ciudadana. La ausencia de cortafuegos y la proximidad de construcciones vulnerables son síntomas de un problema mayor, que interpela a todos los actores involucrados.

Mientras Puerto Montt intenta sanar sus heridas, la pregunta persiste: ¿será esta tragedia el impulso para un cambio real en la gestión del riesgo y la protección de sus habitantes, o quedará en el recuerdo como un episodio más de una larga serie de emergencias evitables?