El rechazo mayoritario a los aranceles de Trump y sus efectos en Chile: una tensión que no cesa

Un rechazo casi unánime a una política con consecuencias palpables. Así puede resumirse la reacción de la ciudadanía chilena frente a la decisión del gobierno de Estados Unidos de aumentar aranceles desde abril de 2025, una medida que ha generado un efecto dominó en la economía nacional y en las expectativas sobre el futuro comercial del país.

El 84% de los chilenos manifestó su desacuerdo con el aumento arancelario implementado por la administración de Donald Trump. Este dato, recogido por la encuesta Plaza Pública Cadem de abril, no solo refleja un descontento transversal, sino que también pone en evidencia la preocupación por las consecuencias económicas inmediatas, como el alza en la inflación y la caída en la rentabilidad de los fondos de pensiones.

El aumento arancelario, que consiste en un 10% general para productos importados y tasas específicas para más de 60 países, busca según la administración estadounidense 'impulsar la manufactura local, proteger el empleo y fortalecer la economía interna.' Sin embargo, desde Chile, la lectura es menos optimista.

El 73% de los encuestados teme un impacto inflacionario negativo, y un 69% anticipa efectos adversos en el consumo y la economía nacional. Estas cifras se suman a una percepción crítica hacia el liderazgo de Trump, con un 69% otorgándole una mala imagen y una caída significativa en las expectativas positivas respecto a su gestión.

El debate político y social en Chile se divide en torno a las respuestas frente a esta tensión internacional. Por un lado, sectores más pragmáticos y orientados a la apertura comercial insisten en reforzar vínculos con potencias como China, que es vista favorablemente por un 44% de la población. Por otro, un 41% apuesta por estrechar lazos con la Unión Europea, buscando diversificar y equilibrar las relaciones económicas para mitigar riesgos.

Desde la Cámara de Comercio, el presidente de la entidad señaló: 'Esta política arancelaria nos obliga a repensar nuestra estrategia comercial y a buscar nuevos mercados con urgencia, pero también a fortalecer nuestra producción interna para no depender exclusivamente de Estados Unidos.'

En contraste, organizaciones sindicales y grupos sociales han expresado su preocupación por la posible pérdida de empleos y el encarecimiento de productos básicos, lo que podría agravar las desigualdades existentes.

El escenario regional tampoco es homogéneo. Mientras la zona central del país muestra mayor preocupación por la inflación y el empleo, en el norte minero se teme por la afectación en la exportación de minerales, y en el sur, sectores agrícolas y pesqueros observan con cautela el impacto en sus mercados.

Finalmente, esta historia revela una verdad ineludible: la interdependencia económica global somete a Chile a decisiones externas que, aunque tomadas a miles de kilómetros, moldean profundamente su realidad social y económica. La disonancia entre la aspiración a una economía abierta y las presiones proteccionistas internacionales obliga a una reflexión profunda sobre la estrategia nacional.

El aumento arancelario de Estados Unidos en 2025 no solo ha generado un rechazo masivo en Chile, sino que ha puesto en evidencia la vulnerabilidad y la necesidad de diversificación en las relaciones comerciales del país. La discusión está abierta y las consecuencias, palpables, pero la capacidad de adaptación y diálogo entre actores políticos, económicos y sociales será clave para enfrentar este desafío.

Fuentes: Encuesta Plaza Pública Cadem (abril 2025), declaraciones de la Cámara de Comercio de Chile, análisis económicos sectoriales.