
En un escenario electoral marcado por la presencia de figuras deportivas, el resultado fue claro: solo dos exdeportistas lograron ganar un escaño en el Congreso en las elecciones parlamentarias de noviembre de 2025. Esta realidad pone en evidencia las complejidades que enfrenta el mundo del deporte para convertirse en un actor político con fuerza en Chile.
El exárbitro Carlos Chandía, electo por el distrito 19 en la Región de Ñuble, y el exbasquetbolista Patricio Briones, triunfador en el distrito 20 del Biobío, son los únicos que lograron capitalizar su trayectoria deportiva para ganar un cupo legislativo. “El deporte puede ser un puente con la ciudadanía, pero no garantiza votos ni respaldo político automático,” comenta el politólogo Rodrigo Fuentes, especialista en actores no tradicionales en política.
En contraste, figuras emblemáticas como Harold Mayne-Nicholls, ex presidente de la ANFP y director ejecutivo de los Juegos Panamericanos Santiago 2023, quedaron fuera de la contienda parlamentaria. Su fracaso electoral, con un magro 1,40% en la presidencial y sin escaño en el Congreso, refleja la brecha entre reconocimiento público y apoyo electoral efectivo. Mayne-Nicholls no logró superar la barrera del voto popular pese a su perfil nacional.
La exatleta olímpica Erika Olivera también sufrió una derrota significativa al no conseguir la reelección en el distrito 9 de la Región Metropolitana, donde obtuvo apenas un 2,31% de los votos. Su caída simboliza el desgaste político que enfrentan los deportistas cuando la política exige más que notoriedad, sino también redes y proyectos sólidos.
Otros candidatos deportivos con pasado en el fútbol profesional, como Rubén Martínez y Ian Mac-Niven, tampoco lograron acceder al parlamento. “La política chilena demanda un trabajo de base y alianzas que van más allá del carisma deportivo,” señala la socióloga Cecilia Muñoz, quien añade que la fragmentación del electorado y la polarización dificultan aún más el ingreso de figuras no tradicionales.
Desde una perspectiva política, la irrupción de candidatos del deporte ha generado debates encontrados. Algunos sectores de derecha y centro valoran la renovación y la conexión con la ciudadanía que podrían aportar estas figuras. En cambio, desde la centroizquierda y la izquierda, hay críticas hacia lo que se percibe como un intento de capitalizar popularidad sin una propuesta política clara.
Las elecciones de noviembre 2025 evidencian que la fama deportiva no se traduce automáticamente en éxito electoral. La ciudadanía chilena parece demandar más que rostros conocidos: busca propuestas concretas, trayectoria política y capacidad de diálogo en un Congreso fragmentado y desafiante.
Este fenómeno no es exclusivo de Chile. A nivel internacional, la transición de deportistas a políticos ha tenido éxitos y fracasos, pero siempre con la necesidad de construir una identidad política sólida que trascienda la cancha o el estadio.
Conclusión:
La experiencia electoral reciente confirma que el capital simbólico del deporte es insuficiente para garantizar el éxito político. El desafío para las figuras deportivas que aspiran a cargos públicos en Chile es superar la imagen para construir proyectos políticos creíbles y sustentables. Mientras tanto, la política chilena mantiene su complejidad y exigencia, dejando a muchos deportistas en la orilla de la representación formal.
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Fuentes:
- Cooperativa.cl, "Solo dos estarán en el Congreso: Así les fue a los candidatos del mundo del deporte en las elecciones", 17 de noviembre de 2025.
- Entrevistas con expertos en política chilena y sociología electoral.
2025-11-15