
Un enemigo silencioso que se manifiesta en señales que pocos reconocen a tiempo. Así podría resumirse la historia que han contado expertos y pacientes sobre los síntomas ocultos del cáncer, una enfermedad que, pese a su alta incidencia, sigue sorprendiendo por la dificultad de detectarla en etapas tempranas.
El 12 de abril de 2025, la American Cancer Society publicó una lista con 10 síntomas que comúnmente pasan desapercibidos, pero que podrían ser indicios de algún tipo de cáncer. Esta información, retomada por medios nacionales como La Tercera y analizada con perspectiva internacional, revela una realidad incómoda: la mayoría de las personas no asocian estos signos con una enfermedad potencialmente mortal.
“Más del 50% de los británicos ha experimentado alguna vez síntomas que podrían ser de cáncer, pero solo un 2% pensó en esta enfermedad y un 25% ignoró completamente los signos”, declaró Katriina Whitaker, académica del University College de Londres, a la BBC. Este dato refleja un fenómeno global que también afecta a Chile: la vergüenza, el miedo o la desinformación llevan a retrasar la consulta médica, aumentando la complejidad del tratamiento.
Mientras que organizaciones internacionales y expertos llaman a la alerta temprana, algunos sectores médicos advierten sobre el riesgo de la hipocondría y el uso indiscriminado de recursos sanitarios. Sin embargo, como afirma Whitaker, “no se trata de fomentar el miedo, sino de derribar tabúes que impiden a las personas buscar ayuda a tiempo.”
En Chile, la realidad es compleja. Según datos del Ministerio de Salud, la demora en diagnóstico es una de las causas principales de las altas tasas de mortalidad por cáncer. En zonas rurales y entre grupos socioeconómicos vulnerables, el acceso a la información y a la atención médica oportuna sigue siendo un desafío.
El cáncer no es una sentencia inmediata, pero su pronóstico depende en gran medida del momento en que se detecta. Ignorar síntomas como los descritos puede costar vidas. Esta verdad, que emerge con claridad a partir de múltiples estudios y testimonios, invita a un cambio cultural en la relación con la salud: escuchar al cuerpo, superar el miedo y acudir a la consulta médica sin dilaciones.
La reflexión se impone: la prevención y la educación sanitaria deben ser prioridades para que la tragedia evitable no siga golpeando silenciosamente a miles de personas. En este escenario, reconocer los síntomas ocultos del cáncer es un acto de responsabilidad individual y colectiva.