
Una guerra sin ganadores claros
Desde principios de 2025, la escalada arancelaria entre Estados Unidos y China ha marcado un capítulo decisivo en la economía global. La imposición de tarifas de hasta 145% sobre productos chinos ha mermado las exportaciones de ese país hacia EE.UU., mientras que Washington pierde acceso a insumos críticos para su industria, como semiconductores y materias primas farmacéuticas. Álvaro García Marín, decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la UAndes, advierte que esta guerra comercial es una contienda de desgaste sin un claro ganador.
Las consecuencias no se han hecho esperar: la incertidumbre ha frenado inversiones globales y ha desacelerado las economías de ambos gigantes. Pero el impacto va más allá, alcanzando a países no directamente involucrados, como Chile, cuya economía abierta y dependiente de las exportaciones enfrenta menores demandas, especialmente en sectores como el cobre y otros recursos naturales.
Perspectivas enfrentadas y estrategias nacionales
Desde el gobierno chileno, la respuesta ha sido cautelosa pero estratégica. El Ministerio de Economía ha planteado la necesidad de restablecer el régimen de arancel cero en el Tratado de Libre Comercio (TLC) con EE.UU., ampliando la exención a productos más allá del cobre. Esta postura busca mitigar el impacto directo y posicionar a Chile como un socio confiable en medio de la volatilidad internacional.
Sin embargo, sectores empresariales y académicos advierten que la dependencia excesiva en el cobre y materias primas es un riesgo que la crisis actual evidencia con claridad. Desde la Cámara de Comercio, se enfatiza en la urgencia de diversificar la matriz productiva y fortalecer sectores como energías renovables y tecnología.
Por otro lado, voces críticas desde movimientos sociales y algunos partidos políticos cuestionan que la estrategia chilena se limite a ajustes en tratados comerciales sin abordar la vulnerabilidad estructural del país frente a shocks externos. Representantes de organizaciones sociales llaman a un debate profundo sobre el modelo exportador y la soberanía económica.
El dilema de Chile: entre la apertura y la resiliencia
Este escenario pone en evidencia una disonancia cognitiva constructiva: Chile debe apostar por la apertura comercial para no quedar aislado, pero al mismo tiempo necesita construir resiliencia ante la creciente volatilidad global.
Una de las pocas certezas es que esta guerra comercial no es un episodio pasajero, sino un proceso que redefine las reglas del comercio internacional. La incertidumbre persistirá y, con ella, la necesidad de políticas públicas y privadas que combinen flexibilidad, innovación y visión estratégica.
El desafío para Chile es claro: no solo sobrevivir a la tormenta, sino aprovecharla para replantear su rol en la economía mundial, diversificar su base productiva y fortalecer su capacidad de negociación. En este coliseo global, donde dos gigantes se enfrentan debilitados, Chile observa, aprende y decide su próximo movimiento.
2025-11-11