China endurece aranceles y redefine su estrategia global: un giro que reconfigura la economía mundial

Un desafío directo y sin precedentes. Así se ha manifestado la escalada arancelaria que China ha impuesto sobre las importaciones estadounidenses, elevando los gravámenes desde un ya alto 84% a un contundente 125%.Este aumento, anunciado oficialmente el 11 de abril de 2025, busca dejar sin mercado real a los productos estadounidenses en China. La medida no solo es un golpe económico, sino una declaración política que ha puesto en jaque la dinámica del comercio global.

La guerra arancelaria que no cesa

Esta escalada no surge en el vacío. Se enmarca en una guerra comercial que ha ido escalando en los últimos años, con Washington y Pekín intercambiando medidas proteccionistas que tensionan la economía mundial. Lin Jian, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, afirmó que China "no desea una guerra comercial, pero no la teme". Desde la mirada china, la política comercial estadounidense es un unilateralismo coercitivo que ignora el orden económico global construido tras la Segunda Guerra Mundial.

Multiplicidad de voces y posturas

Desde el lado estadounidense, la Casa Blanca ha justificado sus aranceles como una defensa necesaria ante prácticas comerciales que consideran desleales. Por su parte, sectores empresariales en ambos países manifiestan preocupación por la volatilidad y el impacto en cadenas de suministro globales.

En Europa, la reacción ha sido más cautelosa. El presidente chino Xi Jinping, durante su encuentro con el presidente español Pedro Sánchez, enfatizó la defensa del multilateralismo y el libre comercio, invitando a Europa a unirse contra prácticas intimidatorias unilaterales.“China y la Unión Europea son firmes defensores del libre comercio”, aseguró Xi. Sin embargo, la Unión Europea también navega entre la necesidad de mantener relaciones económicas sólidas con China y la presión para no quedar atrapada en esta disputa.

Sudeste Asiático: un tablero estratégico

En paralelo, la gira de Xi Jinping por Vietnam, Malasia y Camboya, miembros clave de la ASEAN, refleja una estrategia para fortalecer alianzas regionales y amortiguar el impacto de la guerra comercial. El Sudeste Asiático, excluido de la tregua arancelaria de EE.UU., enfrenta tasas elevadas que afectan sus exportaciones. La apuesta china es consolidar su liderazgo económico y político en la región, asegurando un bloque que pueda resistir la fragmentación global.

Consecuencias y certezas

Después de meses de tensiones y medidas recíprocas, hay certezas que emergen con claridad. La guerra arancelaria ha contribuido a una mayor fragmentación del comercio global, afectando no solo a China y Estados Unidos, sino también a terceros países y a consumidores en todo el mundo.

Además, la estrategia china de combinar aranceles elevados con una diplomacia activa hacia Europa y Asia revela una intención de reconfigurar las alianzas económicas y políticas globales. Este movimiento pone en evidencia la complejidad de un mundo donde el proteccionismo y el multilateralismo coexisten en un equilibrio frágil.

Por último, este episodio recuerda que las disputas comerciales no son solo números y porcentajes, sino que impactan en empleos, precios y estabilidad internacional. La paciencia de Pekín tiene límites, y la respuesta estadounidense podría generar nuevas reacciones en cadena.

En definitiva, el tablero global se ha movido y seguirá haciéndolo, con China en el epicentro de un cambio que redefine las reglas del comercio y la diplomacia contemporánea.