Ecuador en la encrucijada electoral: un balotaje que revela la profunda división del país

Ecuador en la encrucijada electoral: un balotaje que revela la profunda división del país
Internacional
América Latina
2025-11-30
Fuentes
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- Polarización política entre derecha e izquierda con raíces históricas profundas.

- Estrategias divergentes de campaña que reflejan un país fragmentado geográfica y socialmente.

- Incertidumbre electoral que mantiene en vilo a una sociedad marcada por la violencia y la desigualdad.

Ecuador se enfrenta a un momento decisivo con la segunda vuelta presidencial que tendrá lugar este domingo 1 de diciembre de 2025. Daniel Noboa, actual presidente y candidato por la derecha, y Luisa González, representante de la izquierda correísta, se disputan la presidencia en un escenario marcado por una polarización profunda y compleja. Este balotaje no solo es una contienda electoral, sino un reflejo de las tensiones sociales, regionales y políticas que han marcado al país en los últimos años.

Un país dividido en dos

La campaña ha evidenciado un Ecuador fragmentado. Noboa ha optado por una estrategia que busca acercar el gobierno a las zonas rurales y urbanas alejadas, desplegando una presencia territorial intensa y enfatizando la seguridad y obras públicas. “El país estaba escindido en dos partes, entre la sierra y la costa, y también hubo un clivaje entre lo urbano y lo rural,” explicó el consultor político Alejandro Zavala a medios locales.

Por su parte, González ha buscado distanciarse de la figura de Rafael Correa, su padrino político, intentando posicionarse como una candidata autónoma que promueve la justicia social, derechos laborales y el fortalecimiento de los servicios públicos. Su discurso apela a quienes sienten que Ecuador ha retrocedido en los últimos ocho años y anhelan un cambio que retome la senda de la “unidad y esperanza”.

El choque de discursos y territorios

Los cierres de campaña ilustraron esta división. Noboa convocó a miles en Quito, con un discurso fuerte contra el narcoterrorismo y las mafias, acompañado por figuras internacionales de la derecha, como Isabel Díaz Ayuso. González, en cambio, cerró en Guayaquil bajo la lluvia, una ciudad golpeada por la violencia del narcotráfico, enfatizando la necesidad de justicia social y alianzas con sectores vulnerables.

Este contraste no solo es ideológico, sino también geográfico y social. Mientras Noboa se apoya en un discurso de seguridad y desarrollo infraestructural, González apela a la movilización social y a la reivindicación de los derechos laborales y sociales.

Voces en pugna

Desde el sector político, la derecha ve en Noboa la continuidad de un gobierno que busca estabilidad y combate a la inseguridad, aunque con críticas a su gestión por insuficiente atención a la desigualdad. La izquierda, por su parte, acusa a Noboa de mantener políticas neoliberales que profundizan la exclusión, y confía en que González represente un giro hacia políticas más inclusivas y redistributivas.

En el terreno social, la ciudadanía se muestra dividida. En las zonas urbanas, donde la violencia y el desempleo golpean con fuerza, muchos ven con esperanza las propuestas de González. En sectores rurales y periurbanos, donde la seguridad es una preocupación diaria, Noboa mantiene un apoyo sólido.

¿Qué se juega Ecuador?

Las encuestas, aunque con limitaciones metodológicas, muestran un empate técnico con Noboa en torno al 43,3% y González con 41,2%. La decisión de los indecisos y el voto de quienes optaron por otras opciones en primera vuelta serán claves.

Más allá de quién gane, el país enfrenta desafíos estructurales: la violencia ligada al narcotráfico, la desigualdad social, la fragmentación regional y la necesidad de reformas profundas en la Constitución y el modelo económico.

Constataciones finales

Este balotaje es mucho más que una elección presidencial: es un espejo que refleja la complejidad y división de Ecuador. Ni Noboa ni González representan un consenso nacional, sino polos opuestos que encarnan narrativas y proyectos antagónicos.

La campaña y sus resultados muestran que la sociedad ecuatoriana está en una encrucijada donde la seguridad, la justicia social y la gobernabilidad se disputan el centro del debate público. El próximo presidente tendrá el reto de construir puentes en un país fragmentado, y de enfrentar problemas que no admiten soluciones simples ni unilaterales.

En definitiva, Ecuador está ante un momento clave para definir no solo quién gobierna, sino qué rumbo tomará su futuro en medio de tensiones que llevan años madurando y que seguirán condicionando su destino.