
En abril de 2025, la pizzería chilena Allería, ubicada en Providencia, escaló dos puestos para posicionarse como la tercera mejor pizzería de América Latina, según el prestigioso ranking 50 Top Pizza. Este reconocimiento no solo marca un hito para el local y su chef napolitano Michele Puzio, sino que también abre un debate más amplio sobre la identidad y el futuro de la gastronomía chilena en la región.
El ranking, que mantiene en el primer lugar a Leggera Pizza Napoletana de Sao Paulo y en segundo a Ti Amo de Adrogué, Argentina, ha sido tradicionalmente dominado por países con fuerte tradición italiana. La irrupción de Allería, que en 2024 ocupaba el quinto lugar, ha generado diversas reacciones en Chile.
Desde una perspectiva empresarial, este ascenso es celebrado como un triunfo de la innovación y la calidad local. “Este reconocimiento pone a Chile en el mapa gastronómico internacional, alentando a emprendedores y chefs a apostar por la excelencia”, comenta Carolina Méndez, experta en negocios gastronómicos.
Sin embargo, en círculos más críticos, se plantea una tensión entre la búsqueda de reconocimiento global y la preservación de las tradiciones culinarias nacionales. Algunos sectores gastronómicos y culturales advierten que la valorización de una pizza al estilo napolitano puede invisibilizar otras expresiones culinarias chilenas, menos glamorosas pero igualmente valiosas.
“Es importante no perder de vista que la identidad gastronómica chilena es diversa y que la fama internacional no debe homogeneizar ni desplazar sabores propios”, señala el antropólogo gastronómico Diego Rojas.
En términos sociales, la noticia también ha generado orgullo en la comunidad local de Providencia y en la capital en general, donde la gastronomía ha sido un motor de desarrollo urbano y cultural. Sin embargo, persiste la pregunta sobre el acceso y la democratización de estos espacios gourmet, que suelen ser inaccesibles para amplios sectores de la población.
Por último, este fenómeno invita a reflexionar sobre las dinámicas del mercado gastronómico latinoamericano, donde la competencia entre países y ciudades se intensifica, y la globalización impulsa tanto la innovación como la homogeneización.
En conclusión, el ascenso de Allería a la tercera posición en el ranking latinoamericano no es solo un logro individual, sino un espejo que refleja tensiones y potencialidades en la gastronomía chilena y regional. Las perspectivas encontradas entre impulsores de la modernización y guardianes de la tradición ilustran un escenario en que la identidad culinaria se debate en el cruce entre lo local y lo global, la exclusividad y la inclusión, la innovación y la memoria cultural.
2025-11-08