Boric se vacuna y condena el antivacunismo: Un pulso entre ciencia y desinformación

Un gesto con ambos brazos y un mensaje claro. El pasado 10 de abril de 2025, el Presidente Gabriel Boric visitó el Centro de Salud Familiar Marta Ugarte en Quilicura para recibir las vacunas contra el Covid y la influenza. Ofreció sus dos brazos para inocularse simultáneamente ambas vacunas, en el marco de la Campaña de Vacunación e Inmunización 2025. Más allá del acto simbólico, esta acción se transformó en un escenario donde se confrontaron dos fuerzas contrapuestas: la evidencia científica y el resurgente discurso antivacunas, con raíces en la desinformación política y social.

Desde el gobierno, la postura fue inequívoca. La ministra de Salud, Ximena Aguilera, acompañó al mandatario, reforzando el llamado a la población para adherir a las campañas preventivas. “Las vacunas salvan vidas y eso, como Presidente de la República, tengo el deber de decirlo con mucha claridad”, enfatizó Boric, quien además condenó el discurso antivacunas que ha ganado terreno en ciertos sectores, impulsado por figuras como Johannes Kaiser, candidato del Partido Nacional Libertario.

Este enfrentamiento no es solo una cuestión sanitaria. Representa el choque entre una política pública basada en la ciencia y una narrativa que cuestiona esa misma ciencia desde una óptica política y social. Por un lado, el gobierno y la comunidad médica insisten en la necesidad de mantener altas tasas de vacunación para evitar retrocesos en salud pública. Por otro, sectores libertarios y grupos antivacunas argumentan un supuesto derecho a la autonomía individual y desconfían de las instituciones, alimentando un clima de polarización.

En regiones, la recepción ha sido dispar. Mientras en grandes centros urbanos como Santiago la campaña ha tenido buen alcance, en localidades más aisladas o con menor acceso a información confiable, la desconfianza persiste. Organizaciones comunitarias y expertos en salud pública advierten que la desinformación se traduce en vulnerabilidad, especialmente entre adultos mayores y grupos con menor educación sanitaria.

La disputa se extiende también a las redes sociales y medios digitales, donde la circulación de noticias falsas ha complicado la labor de las autoridades. “No se puede jugar con la salud pública, la divulgación de información falsa tiene consecuencias directas en la vida de las personas”, señala la ministra Aguilera.

Sin embargo, algunos analistas plantean que la respuesta gubernamental debe ir más allá de la condena y la exhortación. Proponen un enfoque que combine educación sanitaria, diálogo intercultural y políticas inclusivas que reconozcan las diversas realidades sociales y culturales del país.

Tras meses de este pulso, la evidencia comienza a mostrar resultados: la cobertura de vacunación ha experimentado una leve recuperación, pero la desconfianza no ha desaparecido. La polarización política y social en torno a la vacunación plantea un desafío estructural para Chile, que tras la pandemia enfrenta ahora el reto de reconstruir la confianza en sus instituciones y en la ciencia.

En definitiva, el gesto del Presidente Boric fue más que un acto sanitario; fue un llamado a la responsabilidad colectiva y un recordatorio de que las decisiones individuales tienen un impacto colectivo. La batalla contra el antivacunismo no es solo una cuestión de salud, sino un reflejo de las tensiones sociales y políticas que atraviesan el país.

Verdades y consecuencias:
- Las vacunas continúan siendo la herramienta más efectiva para prevenir enfermedades graves y muertes.
- El discurso antivacunas, aunque minoritario, mantiene influencia política y social que puede poner en riesgo la salud pública.
- La desinformación requiere estrategias integrales que combinen ciencia, educación y diálogo social para ser combatida eficazmente.

Fuentes: Cooperativa.cl, Ministerio de Salud de Chile, análisis de expertos en salud pública y ciencias sociales.