
En un escenario que ha puesto a prueba la paciencia y los bolsillos de miles de familias chilenas, el Senado aprobó en abril de 2025 un proyecto que busca aliviar el peso de los dividendos hipotecarios mediante un subsidio a la tasa de interés para viviendas nuevas. El 9 de abril, la Comisión de Hacienda del Senado dio luz verde a la idea de legislar este subsidio, que ahora debe ser discutido en particular para su aprobación final.
Este proyecto nace en medio de una crisis inmobiliaria que no ha hecho más que profundizarse desde 2023, caracterizada por un sobrestock de viviendas disponibles para entrega inmediata y un ritmo de venta que no logra despegar. Heidi Berner, subsecretaria de Hacienda, explicó que "la celeridad en la tramitación responde a un sector que no se está reactivando, pues no se están cerrando promesas de compraventa".
El subsidio contempla un apoyo de hasta sesenta puntos base en la tasa de interés para viviendas nuevas de hasta 4.000 UF, destinado a operaciones desde enero de 2025 y por un plazo de 24 meses tras la promulgación de la ley, o hasta agotar un cupo de 50 mil subsidios. Además, 6.000 de estos subsidios se reservarán para primeras viviendas de hasta 3.000 UF, en línea con el plan de emergencia habitacional vigente.
Sin embargo, la medida ha abierto un debate que no se limita a su eficacia económica, sino que también a su alcance social y político. Por un lado, sectores empresariales y financieros, representados por la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) y la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras (Abif), respaldan la iniciativa como un estímulo necesario para reactivar un mercado paralizado, que impacta en la cadena productiva y el empleo.
En contraste, voces críticas desde organizaciones sociales y algunos parlamentarios advierten que el subsidio podría beneficiar principalmente a sectores medios y altos, dejando fuera a quienes más sufren la crisis habitacional. La diputada María Fernández señaló que "este subsidio es un parche que no aborda la raíz del problema: la falta de acceso real a viviendas dignas para las familias más vulnerables".
Desde una mirada regional, la medida también refleja tensiones. En zonas urbanas con alta concentración de viviendas nuevas, el subsidio podría acelerar ventas, pero en provincias y comunas con déficit habitacional crónico, su impacto sería marginal. Esto pone en evidencia la fragmentación del mercado inmobiliario chileno y la necesidad de políticas más diferenciadas.
A seis meses de la aprobación inicial, el proyecto se encuentra en la sala del Senado, con discusiones que han evidenciado una división clara entre quienes priorizan la reactivación económica y quienes exigen un enfoque más inclusivo y estructural.
En definitiva, el subsidio a los dividendos hipotecarios aparece como un intento de mitigar una crisis que ha golpeado tanto a compradores como a la industria. No obstante, las verdades que emergen tras este debate son complejas: el alivio financiero puede ser temporal y desigual, y la solución definitiva al problema habitacional chileno sigue siendo un desafío pendiente. La medida, más que un remedio, expone las grietas de un sistema que requiere no solo subsidios, sino una revisión profunda de políticas públicas, mercado y acceso social.
Este episodio invita a observar con distancia y rigor cómo las soluciones rápidas enfrentan la realidad multifacética del país, y cómo las disputas políticas y sociales moldean el futuro de millones que buscan un techo propio.