
Un pulso entre regulación y libertad de mercado
Desde hace meses, el debate sobre la regulación del factoraje en Chile ha ganado terreno en círculos económicos y políticos. La cuestión central: ¿debe este mecanismo financiero, tradicionalmente no regulado bajo normas prudenciales bancarias, someterse a una supervisión más estricta para proteger a los actores económicos y al público general?
El factoraje consiste en la compra de facturas o cuentas por cobrar a empresas, adelantando liquidez. Aunque es una herramienta clave para la financiación de pymes, su operación mayoritariamente fuera del control directo de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) ha abierto interrogantes sobre riesgos y abusos.
Perspectivas contrapuestas
“No hay razones sólidas para imponer una regulación prudencial bancaria a la mayoría de las empresas de factoraje, pues no captan fondos del público ni asumen riesgos similares a los bancos”, señala Enrique Marshall, exvicepresidente del Banco Central, en su columna del 9 de abril de 2025 en Diario Financiero.
Sin embargo, otras voces advierten que la ausencia de regulación específica genera un vacío que puede ser aprovechado para prácticas irregulares, especialmente cuando grupos empresariales controlan simultáneamente entidades reguladas y firmas de factoraje no supervisadas. Este fenómeno, conocido como arbitraje regulatorio, podría poner en riesgo la estabilidad del sistema financiero y la transparencia del mercado.
Impacto regional y social
En regiones donde el acceso al crédito bancario es limitado, el factoraje se ha convertido en una herramienta vital para pequeñas y medianas empresas. La imposición de regulaciones estrictas podría encarecer o restringir esta fuente de financiamiento, afectando la economía local y la generación de empleo.
Por otro lado, la falta de supervisión puede dejar a estas empresas vulnerables a prácticas abusivas o fraudes, como se ha evidenciado en casos recientes investigados por la Fiscalía y la CMF.
Un llamado a la reflexión regulatoria
El debate no es nuevo, pero ha cobrado urgencia tras la aparición de conglomerados financieros que incluyen firmas de factoraje no reguladas. La propuesta que gana terreno es que estos grupos empresariales incorporen todas sus sociedades de factoraje dentro del perímetro regulatorio, para evitar arbitrajes y fortalecer la supervisión.
Esta solución permitiría mantener la flexibilidad del mercado para la mayoría de las empresas independientes de factoraje, sin exponer al sistema financiero a riesgos innecesarios.
Conclusiones y consecuencias
La discusión sobre la regulación del factoraje en Chile revela un choque entre dos verdades: la necesidad de proteger a los agentes económicos y consumidores frente a posibles abusos, y la importancia de no asfixiar un mecanismo financiero que apoya a sectores vulnerables.
La evidencia hasta ahora indica que una regulación prudencial bancaria generalizada no es adecuada para el factoraje. Sin embargo, el reconocimiento de riesgos específicos ligados a conglomerados financieros obliga a repensar el marco normativo para cerrar brechas y garantizar transparencia.
Este debate invita a una mirada crítica y matizada, donde la pluralidad de voces y la profundidad analítica sean la base para decisiones que impactarán en la estructura financiera y social del país en los años venideros.
Fuentes consultadas incluyen análisis de Enrique Marshall, informes de la CMF, investigaciones judiciales y opiniones de expertos del sector financiero.
2025-11-04