Temblor de magnitud 6,4 sacude el norte de Chile: sin alerta de tsunami pero con voces encontradas sobre preparación y respuesta

Temblor de magnitud 6,4 sacude el norte de Chile: sin alerta de tsunami pero con voces encontradas sobre preparación y respuesta
Actualidad
Conflictos sociales
2025-11-30
Fuentes
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- Magnitud significativa: 6,4 grados en la escala Richter sacudieron tres regiones del norte chileno.

- Sin alerta de tsunami, pero con debate sobre protocolos de emergencia.

- Perspectivas diversas: desde autoridades hasta comunidades locales, el sismo expone tensiones y desafíos en gestión de riesgos.

El viernes 6 de junio de 2025, a las 13:15 horas, un temblor de magnitud 6,4 remeció el norte de Chile, con epicentro a 54 kilómetros al sur de Diego de Almagro, en la Región de Atacama, y una profundidad de 65 kilómetros. El movimiento se sintió con fuerza en las regiones de Antofagasta, Atacama y Coquimbo, alcanzando intensidades de hasta VII en la escala de Mercalli en ciudades como Copiapó y Tierra Amarilla. El Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (SHOA) descartó la posibilidad de tsunami, lo que alivió en parte la preocupación que suele acompañar a sismos de esta magnitud en la costa chilena.

Sin embargo, la sacudida no pasó desapercibida para la ciudadanía ni para los expertos en gestión de riesgos. "Este sismo recuerda la vulnerabilidad de nuestras infraestructuras y la necesidad de fortalecer la cultura preventiva en las comunidades afectadas", señaló un especialista del Centro Sismológico Nacional (CSN).

Multiplicidad de voces y enfoques

En el escenario político, el Gobierno destacó la rápida respuesta de los servicios de emergencia y la ausencia de daños mayores reportados hasta el momento. "La coordinación entre Senapred, ONEMI y las autoridades regionales funcionó adecuadamente, y eso es un avance frente a eventos anteriores", afirmó un subsecretario. No obstante, desde las organizaciones sociales y algunos alcaldes de la zona, surgieron críticas sobre la insuficiencia de recursos para la prevención y la falta de simulacros efectivos en localidades rurales y mineras.

Por ejemplo, en Tierra Amarilla, donde el sismo alcanzó intensidad VII, vecinos relataron que la información oficial tardó en llegar y que los protocolos de evacuación no fueron claros. "El miedo fue grande, pero lo peor fue la incertidumbre y la falta de comunicación directa", comentó una dirigente comunitaria.

Desde la mirada regional, la diversidad geográfica y socioeconómica del norte chileno hace que las experiencias frente a un mismo sismo sean disímiles. En Antofagasta, la actividad minera y la infraestructura urbana moderna contrastan con las zonas rurales del interior, donde los recursos y capacidades para enfrentar emergencias son más limitados.

Contexto histórico y geológico

Chile, ubicado en el llamado Cinturón de Fuego del Pacífico, es uno de los países con mayor actividad sísmica del planeta. Esta realidad obliga a una constante actualización de políticas públicas, normativas de construcción y planes de emergencia. Sin embargo, la historia reciente ha demostrado que la prevención no siempre avanza al ritmo necesario.

Este evento se suma a una serie de movimientos telúricos en la zona norte durante 2025, incluyendo temblores de menor magnitud en Ollagüe y en la región de Tarapacá, que han mantenido en alerta a las comunidades. La acumulación de estas experiencias debería ser una oportunidad para mejorar la resiliencia territorial, pero también ha expuesto las brechas existentes en la preparación y la comunicación.

Constataciones y consecuencias

A casi seis meses del sismo, se puede concluir que aunque la ausencia de daños mayores y de tsunami fue un alivio, el episodio puso en evidencia la fragilidad de la gestión de riesgos en ciertas comunidades. La disparidad en la percepción y en la respuesta entre autoridades y ciudadanos refleja una tensión persistente: la confianza en las instituciones versus la experiencia cotidiana de vulnerabilidad.

Además, la reacción ciudadana mostró una vez más la importancia de la información oportuna y clara para evitar el pánico y la desinformación. Las autoridades tienen el desafío de no solo mejorar la infraestructura y los protocolos, sino también de construir canales efectivos de diálogo y participación con la población.

En definitiva, el temblor de junio de 2025 es una llamada de atención que trasciende lo estrictamente geológico: es un espejo de las desigualdades sociales y territoriales que condicionan la capacidad de Chile para enfrentar sus recurrentes desafíos sísmicos.