La escalada arancelaria entre EE.UU. y China: un conflicto que redefine la economía global

La escalada arancelaria entre EE.UU. y China: un conflicto que redefine la economía global
Economía
Macroeconomía
2025-12-01
Fuentes
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Guerra comercial intensificada, aranceles récord del 104% y respuestas diplomáticas encontradas marcan este enfrentamiento que sigue impactando a los mercados mundiales.

En abril de 2025, el gobierno de Estados Unidos, bajo la administración de Donald Trump, dio un paso sin precedentes en su disputa comercial con China al imponer aranceles del 104% a ciertos productos chinos. Esta medida, anunciada por la secretaria de prensa Karoline Leavitt, no sólo elevó la tensión bilateral, sino que también desató una serie de reacciones en cadena que, con meses de distancia, permiten analizar las múltiples aristas de este conflicto.

Un conflicto que escaló sin retorno

Lo que comenzó como una serie de aranceles graduales en años previos, destinados a proteger la industria y el empleo estadounidense, derivó en una escalada abrupta que sorprendió a mercados y gobiernos. El aumento al 104% no fue sólo un número: simbolizó la voluntad de Trump de endurecer su postura pese a advertencias sobre riesgos de recesión global.

Desde Pekín, el ministro de Comercio Wang Wentao respondió con firmeza, prometiendo "luchar hasta el final" y replicar con sus propios aranceles. Así, la guerra comercial se convirtió en un pulso de poder económico y político, con consecuencias visibles en cadenas de suministro, precios y confianza global.

Voces en pugna: ¿protección o cortocircuito?

En Estados Unidos, defensores de la medida argumentan que los aranceles son una herramienta necesaria para frenar prácticas comerciales desleales y proteger empleos amenazados por la competencia china. Leavitt afirmó que "los países que maltratan a los trabajadores estadounidenses están cometiendo un error", reafirmando la narrativa de defensa nacional.

No obstante, críticos internos y externos advierten que esta política puede ser contraproducente. Economistas y sectores productivos alertan sobre el aumento en los costos de insumos y la pérdida de competitividad internacional. En China, la respuesta oficial no sólo es de rechazo, sino que también refleja una estrategia para mantener su influencia comercial global, en un momento en que la rivalidad con EE.UU. se intensifica.

Impacto regional y global

Para América Latina, y Chile en particular, esta guerra comercial ha significado un reajuste en las exportaciones y alianzas comerciales. Países que dependen de mercados tanto chinos como estadounidenses han tenido que navegar entre la incertidumbre y la búsqueda de nuevos acuerdos que mitiguen el impacto económico.

Los mercados globales, por su parte, han mostrado volatilidad persistente. Tras los anuncios, las bolsas sufrieron caídas, reflejando la preocupación por una posible recesión mundial. Las cadenas de suministro, ya afectadas por la pandemia y otros conflictos, enfrentaron nuevos desafíos para adaptarse a la nueva realidad arancelaria.

Constataciones y aprendizajes

Con más de siete meses desde la imposición de los aranceles, se puede concluir que la guerra comercial entre EE.UU. y China no es un episodio pasajero, sino un cambio estructural en la economía global. El endurecimiento de las políticas arancelarias ha generado un escenario de incertidumbre prolongada, donde las estrategias nacionales se enfrentan a la interdependencia global.

Además, la narrativa oficial estadounidense, centrada en proteger el empleo y la industria, choca con los efectos colaterales que afectan tanto a consumidores como a sectores productivos. Por su parte, China mantiene una posición firme, buscando no sólo resistir, sino también reposicionarse en un tablero global cada vez más complejo.

Este conflicto, lejos de resolverse con rapidez, invita a reflexionar sobre la necesidad de mecanismos multilaterales que permitan abordar las tensiones comerciales sin sacrificar la estabilidad económica mundial. En definitiva, la guerra arancelaria es un recordatorio de que la economía global es un campo de batalla donde las decisiones políticas tienen consecuencias profundas y duraderas para todos.